La cantidad de cambios de entrenadores en el último Campeonato Uruguayo despertó gran preocupación con respecto a la estabilidad en el rubro. En particular, los casos de Nacional y Peñarol –que tuvieron tres entrenadores distintos– visibilizaron una situación que se repite en el fútbol local. En octubre de 2020 –mitad del torneo pasado– la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol (Audef) emitió un comunicado en el que manifestó su “inquietud” por el aumento de los despidos de entrenadores y reclamó una “adaptación normativa al principio FIFA de estabilidad contractual”.

Meses después, con el campeonato terminado, la situación estuvo lejos de mejorar. En total, los 16 equipos que componen la Primera División fueron dirigidos por 33 entrenadores. De esos 33, sólo seis trabajaron en un club toda la temporada: Jorge Fossati en River Plate, Juan Ramón Carrasco en Fénix, Pablo Marini en Torque, Alejando Cappuccio en Rentistas, Francisco Palladino en Deportivo Maldonado y Danielo Núñez en Cerro Largo. Mauricio Larriera fue el único que dirigió a dos equipos: Peñarol y Wanderers.

En el comienzo de la temporada 2021, cinco equipos mantienen al mismo entrenador que dirigió el campeonato 2020 completo: Fénix, Torque, Cerro Largo, Deportivo Maldonado y Cerrito (viene desde la Segunda División). Sólo los cuatro primeros conservan el mismo técnico desde hace más de dos años. Cinco clubes contrataron nuevos entrenadores, mientras que el resto sigue con los que llegaron con el campeonato pasado empezado.

Asociados

A la situación particular de Uruguay se sumó la nueva reglamentación del fútbol brasileño, que abrió un debate a nivel mundial sobre la estabilidad laboral de los entrenadores. Según la norma, durante el Brasileirão los equipos pueden despedir un máximo de dos directores técnicos. En caso de que ocurra esta situación, el club sólo puede utilizar como entrenador a un empleado que trabaje en la institución desde hace seis meses como mínimo. El objetivo es detener los constantes cambios de técnico que hacen los equipos brasileños por temporada y generar mayor estabilidad.

Ariel Longo, entrenador y presidente de Audef, afirmó que “a diferencia de Brasil, Uruguay tiene un estatuto fuerte para el entrenador. A nosotros nos asustan tres entrenadores, allá es normal cambiar ocho o nueve por temporada”. Por lo tanto, consideró que una norma de este estilo no es aplicable a Uruguay. Recordó que a principios de la década de 1990 se echaba a muchos entrenadores y no se les pagaba y destacó que “en 1999 la gremial logró un hecho muy importante, que es la indemnización de tres meses de pago”.

En referencia al comunicado de disconformidad del gremio, Longo comentó que su principal objetivo es lograr la estabilidad laboral. Consultado por las acciones que puede llevar adelante el gremio para mejorar la situación, respondió que han llevado propuestas a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), pero los que deciden son los dirigentes. El entrenador contó que la principal propuesta por la que han peleado es el cobro del año entero de trabajo en caso de despido. “Eso se ve en países con mayor potencial económico. Aplicar una medida así en Uruguay puede ser difícil, pero la vamos a seguir peleando”, afirmó.

Sin embargo, Jorge Casales, integrante del Comité Ejecutivo de la AUF, afirmó que Audef “hasta el momento no ha planteado ninguna propuesta o solución para mejorar la inestabilidad”. Explicó que “el Estatuto del Entrenador puede ser modificado por solicitud de alguna de las partes y aprobación de la otra”, y, por lo tanto, puede suceder que “los entrenadores planteen alguna reivindicación en busca de mayor estabilidad, pero hasta ese momento nosotros no proponemos ningún cambio en el estatuto”.

Casales planteó que la AUF entiende que todos los trabajadores del fútbol deberían tener estabilidad, pero producto de la pandemia se dieron situaciones “bastante particulares”. Puso como ejemplo el caso de Nacional, Peñarol y Defensor Sporting, que tuvieron tres entrenadores distintos, y señaló que “en otros años esto pasaba en equipos de menor relevancia y no tenía ni el seguimiento ni la exposición que tuvieron estas decisiones”.

La estabilidad y sus ventajas

Con pandemia o sin pandemia, es muy raro ver en Uruguay proyectos deportivos que conserven a su entrenador por más de dos temporadas. Apostar por un plan a largo plazo puede traer consecuencias positivas para muchos de los problemas del fútbol uruguayo, como una mejora en la calidad de juego. Para Longo, “cuando el plantel y el entrenador se conocen, el entrenador se puede volcar de una forma totalmente diferente a si llega a un plantel que dirigió alguien con otras características”.

Además, pueden ser redituables económicamente. El entrenador puso como ejemplo a Peñarol, que hizo “caja” con los futbolistas que sacó de sus formativas. “Cuando tenés continuidad y tiempo para poder formar al jugador, lo formás bien”, por lo tanto, hay más probabilidades de venderlo por buen dinero. A pesar de esto, comentó: “En juveniles tenemos una infinidad de reclamos de inestabilidad o de no cobro. Esto pasa en un sector en que deberían estar los entrenadores más capacitados, porque somos un país exportador de futbolistas”.

Casales apuntó que no hay una gran causa única que explique el porqué de la inestabilidad, pero señaló que “los tiempos cambiaron en cuanto a la inmediatez de la exigencia de los resultados. Además, influye la repercusión en redes sociales y medios periodísticos que se han multiplicado por diversas vías y de muchas formas”. Longo coincidió con la visión del dirigente en cuanto a la influencia de la presión de los periodistas y las redes, y agregó a la ecuación posibles malos resultados. Sin embargo, aclaró que “podés salir campeón y que te echen igual”.

Administradores de pasiones

Ante la interrogante de si una mejor capacitación de los dirigentes puede mejorar la estabilidad de los entrenadores y ayudar a que haya más proyectos a largo plazo, Longo contestó que “cuanto más capacitado estén el dirigente y el entrenador, mejor: eso mejora el producto”. Además, contó que el año pasado el Instituto Técnico Profesional de la Audef brindó cursos para dirigentes, que tuvieron mucho éxito.

Casales respondió que los dirigentes se deben capacitar, pero acotó que cree que “pasa más por un tema de personalidad y por saber tomar determinadas decisiones”. Agregó que “más allá de lo que puedan saber, leer y aprender los dirigentes en una academia, no hay que olvidar que también son administradores de pasiones. A veces esas pasiones llevan al dirigente a truncar los proyectos a largo plazo que tenían en mente, porque entiende que el objetivo más cercano es el que tienen que cumplir”.

Una de las excepciones a la norma es el caso de Montevideo City Torque, equipo que desde 2018 trabaja con el mismo entrenador, Pablo Marini. Los buenos resultados de Torque y la gran calidad de juego de sus presentaciones invitan reflexionar sobre los efectos de la llegada de las sociedades anónimas deportivas (SAD). Casales opinó que “una SAD que no tiene atrás una hinchada numerosa puede tomar decisiones de forma más liviana. A mí no me cabe duda de que el proyecto de Torque es exitoso, pero yo quisiera saber si con una hinchada que presione hubiera podido mantener al mismo técnico subiendo y bajando a segunda división”.

Longo puso como ejemplo a Rentistas, que “hizo una campaña bárbara pero le desmantelaron el equipo a mitad de temporada por las ganancias que generaba la venta de sus jugadores”. La consecuencia es que el bicho colorado no pudo repetir la buena campaña que hizo en el Apertura y quedó último en el Clausura. A raíz de esto, el presidente manifestó que “tiene que haber una regulación; si no, viene cualquiera y se lleva los jugadores y la plata a mitad de campeonato. Eso tienen que hacerlo la AUF y los clubes”.

El Campeonato Uruguayo 2021 empezó el pasado fin de semana y, si bien no todos los equipos debutaron, el comienzo es señal de que la espada de Damocles pende una vez más sobre los entrenadores de todos los equipos. En los próximos meses descubriremos si la tendencia de 2020 se mantendrá, o si serán más los equipos que apuesten a la estabilidad en el cargo.