Con la Copa América de 2022 como principal objetivo, entre el 30 de setiembre y el 13 de octubre se disputará un nuevo Sudamericano de básquetbol en silla de ruedas, en el Cenard de Buenos Aires. Participarán tanto la rama masculina como la femenina.

Desde Uruguay irán solamente varones, porque no hay mujeres que practiquen este deporte, explicó Miguel Acosta, el entrenador de la selección. “Es una pena que no haya equipo de mujeres; nos encantaría, tenemos una escuelita en la que hay muchas niñas y adolescentes con las que estamos trabajando para que a futuro participen en esta competencia”.

Entre el 7 y el 13 de octubre se medirán las selecciones masculinas. Uruguay está trabajando para poder participar. La selección de esta disciplina retomó los entrenamientos hace pocas semanas, lo que supone una ventaja porque hay otros países que no están practicando debido a la pandemia.

Desde que la Secretaría Nacional del Deporte los habilitó para volver a los entrenamientos lo hacen cuatro veces por semana no sólo por el Sudamericano, “sino porque para una persona con discapacidad el deporte es mucho más importante que para una persona convencional, entonces toda pérdida de tiempo al no poder entrenar complica un poco más las cosas”, dijo el entrenador. “Ahora estamos trabajando bien y hay motivación”, explicó. Desde el retorno mantienen protocolos sanitarios estrictos; hace unas semanas hubo un caso de covid-19 en el grupo y no se detectó ninguno más.

Entrenamiento de la selección de basquetbol en silla de ruedas.

Entrenamiento de la selección de basquetbol en silla de ruedas.

Foto: Natalia Rovira

La celeste llega más preparada que el resto. “Las otras selecciones no pudieron entrenar tanto como nosotros y eso nos va a encontrar con un poco más de rodaje y con más práctica en conjunto. Eso ayuda al planteamiento colectivo”, argumentó Acosta. Por otra parte, en Uruguay no hay competencia interna y es un deporte totalmente amateur. Los demás países de América del Sur sí tienen torneos locales. APRI es el único equipo uruguayo de básquetbol en silla de ruedas y compite en la liga argentina, en la que no se está disputando ninguna competencia a causa de la pandemia.

A pulmón

La selección uruguaya de basquetbol en silla de ruedas tiene muchas carencias materiales que dificultan los entrenamientos y ponen en duda la participación en el Sudamericano. Se trata de una disciplina totalmente amateur y, debido a la falta de apoyo económico, las sillas no se pueden renovar. “Están en el final de su vida útil, hay varios muchachos que no pueden jugar por las exigencias en cuanto a medidas, seguridad y demás. Las sillas que tenemos actualmente están emparchadas y soldadas tantas veces que perdieron seguridad y no cumplen con medidas obligatorias; eso nos puede complicar el ingreso”, explicó el DT.

“Como se trata de discapacidad no se nos da mucha importancia”. Miguel Acosta

La eliminación de la silla significa la eliminación del competidor, por lo que supone una situación delicada. El equipo lanzó una campaña financiera que incluyó subastas y rifas para cambiar las sillas que están en peores condiciones y reparar las otras, lo que insumiría aproximadamente 20.000 dólares.

Además, se les suman todos los costos de la participación: inscripción, pasajes, hisopados, entre 8.000 y 9.000 dólares que el Estado no costea. “Como se trata de discapacidad no se nos da mucha importancia, siempre sucede que hasta último momento no sabés si vas a poder ir. Somos optimistas y estamos trabajando para eso, pero se necesita bastante plata y el Estado no lo costea”, dijo Acosta.

El viento que todo lo empuja

A pesar de estas dificultades, el capitán de la selección, Richard Huelmo, dijo que el equipo está con muchas ganas de entrenar y de participar en el torneo. “Volvimos hace poco. Agregamos más días, entrenamos cuatro veces a la semana y estamos muy motivados para competir, porque hay algunas selecciones que no pueden entrenar y nosotros tenemos esa ventaja, estamos a full”, expresó.

La celeste va por todo. Se plantean el objetivo mayor: clasificarse a la Copa América. El equipo se conoce porque todos juegan para APRI, equipo que presta la cancha y las sillas.

Como capitán considera que el equipo es muy unido. “Es difícil. Por ejemplo, Colombia va a los Juegos Olímpicos y vuelve con partidos de gran nivel, pero nosotros peleamos todos juntos para tener ese objetivo en común, algunos ya están por jubilarse y estaría muy bueno cumplir esa meta juntos”, comentó.

Selección Uruguaya de Basquetbol en silla de ruedas, en la Asociación Pro Recuperación del Inválido (APRI).

Selección Uruguaya de Basquetbol en silla de ruedas, en la Asociación Pro Recuperación del Inválido (APRI).

Foto: Natalia Rovira

Los uruguayos son los bicampeones de la Copa Andina, “que es como el Sudamericano B, lo juegan del puesto 5 al 10 de Sudamérica”. En el último Sudamericano terminaron en el cuarto puesto, lo que facilitó llegar a la Copa América, competencia en la que participan las grandes potencias, como Estados Unidos, Canadá, México, y otros países muy fuertes.

El entrenador considera que Uruguay es el que está en peores condiciones en materiales de los equipos de América del Sur: “Es como si en el básquetbol convencional todos jugaran de championes y nosotros de chancletas”. A pesar de esta limitación, van por todo, porque además de que la mentalidad de todos los jugadores del equipo es muy competitiva, los charrúas tienen experiencia.

“La típica del uruguayo, de con poquito tratar de lograr las cosas. Hay dos niveles claros en América del Sur: Argentina, Brasil y Colombia más arriba, y después el resto. Todos podemos ganar o perder, últimamente nos ha tocado ganar la mayoría de las veces y, más allá de que otros hayan mejorado en un montón de aspectos, sobre todo estructurales y de herramientas de trabajo, queremos sacar de algún otro lado la fuerza, la inteligencia y la experiencia para, cuando llegue la hora de jugar partidos decisivos, poder ganar”, finalizó.