En la Pensión Cultural Milán habitan las estaciones. Se puede ir por los pasillos como viajando en el tiempo, y hundirse en escaleras que son puentes entre escenas con Montevideo detrás. Hay fantasmas de fiestas eternas en las cáscaras de la pared. Y otra fiesta por venir en los vitrales. Un gato que se llama Corazón lo define todo. Y una familia que se asoma por las puertas y se arrima es lo que le faltaba al sol que editan los vidrios que quedan. Corazón va y viene entre las fotos. Kevin Royk se pone de perfil y está el pueblo en la línea que dibuja su cara. En el pueblo está la música que persigue, la camiseta que usa y lo que piensa de las cosas. La pasión está cuando Natalia pide que mire a la cámara. En los ojos de Kevin Royk hay una hinchada, y un montón de respuestas para preguntas urgentes. El fútbol es un micrófono abierto, un pasillo, un corredor oscuro, y los pibes y las pibas lo habitan como el ritmo del fútbol lo permite. Por suerte, es posible que suene alguien así, como Kevin Royk, que habló con Garra de fútbol, de música y de ella, partes del pueblo.

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Foto: Natalia Rovira

¿Cuánto hay de fútbol en “Apropiaciones invertidas”, la instalación premiada por el Salón Nacional de Artes Visuales de Buenos Aires?

Es un documental entrevista que grabamos en el estadio de Belgrano y que está hasta el 31 de octubre en el Salón Nacional de Artes Visuales de Buenos Aires. Los temas son la diversidad, la sociedad, los eventos históricos de la sociedad y de nuestros pueblos, y cómo los atraviesan el fútbol y el deporte en general. Son conceptos que venía manejando a nivel de imágenes, pero en este caso lo llevamos a algo más amplio a nivel visual, hicimos además un videoclip, y se generó un continuo entre el video y el documental. Es un mensaje que no es mío, pero del que yo tomo la bandera, hablo sobre el tema. Hay gente que viene trabajando desde hace mucho tiempo, pero siento que aún no se le da un espacio real. Podemos leerlo como: una travesti negra en el estadio de Córdoba seguramente llama la atención, y además está lo que dice. O podemos leer que lo mismo están diciendo muchos colectivos tanto allá como acá, y no termina de haber una apertura. Ahora que salió el premio en el Salón Nacional de Artes Visuales quizás se valore: así es como se valora muchas veces el espacio artístico. Me pone feliz porque es un premio para algo que inicié en un momento, una iniciativa que les llamó la atención a los pibes de Queen Cobra de Córdoba cuando me conocieron. Belgrano tiene figuras LGBTIQ como referencias en la hinchada, como la Pepa Gaitán, que fue una lesbiana muy visible, a quien su suegro le dio muerte. Tiene un homenaje en el estadio. No es un club alejado de lo que significa la diversidad. A las mujeres del colectivo Belgrano Feminista también les encantó la propuesta. Entonces Belgrano, sí.

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Foto: Natalia Rovira

¿Qué te generó Boca Juniors, club con el que también entablaste un vínculo cercano?

Estuve un año viviendo en el barrio de La Boca con gente uruguaya y gente argentina que me adoptó realmente. Vivíamos a dos cuadras de La Bombonera, era inevitable que no sintiera algo. Yo llegué a Argentina siendo yo nomás, no siendo “yo, bostera”. Pero te contagia la energía que se vive en el barrio, cómo lo vive la hinchada, cómo acompaña la gente todo eso; así me hice de Boca. Conocí a las integrantes de Boca Feminista y fui a la Marcha de la Diversidad con un distintivo de Boca. Salieron las fotos y eso generó un misterio, porque nadie sabía quién era, de la misma manera que lo generó lo del Salón Nacional ¿Quién es esta artista que está hablando acá, que canta esta música y hace estos videoclips, pero no es argentina? Boca generó cosas positivas. Son cosas que el destino me va poniendo. Si no me pondría todas las camisetas que encuentro, o que me regalaron, pero no me pongo cualquier camiseta.

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Foto: Natalia Rovira

¿En qué lugar está la camiseta de Cerro Largo que usás para algunos toques?

Esa la uso para la vida. Son esas camisetas por las que siento cosas más allá. La uso para lo que sea, he salido hasta en carnaval con esa camiseta. Porque va más allá lo que siento que si es acorde o no al evento para el que me la pongo. La uso en shows y la uso en mi casa. Siempre con la misma. Amo esa de Cerro Largo. Pero de Cerro Largo qué te voy a decir... Ha tenido buenos momentos, pero el problema es que hay muchos jugadores que van de paso. Eso genera que no haya un hilo conector del club con el cuerpo que está jugando. Es como una varieté. Por más que se diga “hoy hay que ganar”, tiene que haber una conexión más allá de que se contrata a jugadores que tienen que jugar juntos porque sí. Además, Melo también se presta un poco para la joda. Eso también es verdad. Muchas cosas son “a la que te criaste”. Melo es así, un poco es eso. Es de los clubes que demuestran un apoyo a la diversidad, y ha pasado por situaciones que tienen que ver con la diversidad y no ha reaccionado contrariamente a eso. Cuando el club tuvo que actuar, se movió bien para con todas las partes, tiene una cordura. Yo viví una situación que involucró a un jugador del club, y yo puedo ser una persona popular en Melo y el jugador también, pero el club es mucho más importante. Fue algo personal que involucró a un jugador y, por ende, al club, pero yo también soy parte del club. Otros clubes toman otro tipo de posiciones, dicen que los colores del club no se tocan cuando le ponen los colores de la diversidad al escudo: no entendieron nada chicos. La lucha contra la homofobia es una lucha continua. Hola, amor. No lo celebro, y capaz que no éramos las personas ni el momento adecuado, pero la gente lo tenía que atravesar de alguna manera para sensibilizarse. Ayudó a ver dónde estábamos parados. Hay gente que piensa que los jugadores son superhéroes, que son intocables, pero también son personas y también sienten. Así como hay gente que no logra travestirse en la vida porque no lo aceptan en la familia, por ejemplo, y se quita la vida, el futbolista también.

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Foto: Natalia Rovira

¿Qué camiseta usarías de las que no tenés?

La de Plaza, me encantaría tener la de Plaza. Me prestaron una para una sesión de fotos, pero no tengo una mía. Me gusta mucho. En Plaza siempre hay una movida con la diversidad. Hay una parte del club que es muy humana, hay una propuesta concreta con la diversidad, apoyando, con la bandera de la diversidad en la cancha. Y yo soy Kevin Royk activista, no sólo hincha de fútbol: si hay un club que se asemeja a lo que yo soy me copa, por eso Plaza me copa tanto. En general, las fechas en las que se conmemora, por ejemplo, el día contra la homofobia en el deporte están vinculadas a casos de deportistas que han sufrido algún tipo de discriminación, porque son negros o porque son pobres. Es bravo el deporte. Y hay pocos equipos que tienen compromiso. Hace un tiempo, Danubio canceló el uso de los brazaletes con los colores de la diversidad cuando ya los había promocionado. No sirve sólo quedar bien en los medios. Ese de Danubio es un buen ejemplo de lo que significa todo.

“Capaz que voy a ver a algún cuadro y se genera algo homofóbico, pero yo como diversa no puedo cerrarme a que el fútbol no me guste, a dejar de ir a la cancha”.

¿Qué importancia tiene hablar de fútbol?

En la cultura diversa también se genera un rechazo al fútbol. Por eso también es importante que alguien de la cultura diversa hable de fútbol. A mí también me pasa que capaz que voy a la cancha y no la paso bien. Pero capaz que sí. Incluso la paso de fiesta. Capaz que voy a ver a algún cuadro y se genera algo homofóbico, pero yo como diversa no puedo cerrarme a que el fútbol no me guste, a dejar de ir a la cancha. Es como la religión: capaz que hay iglesias que no quieren el casamiento LGBTIQ, que no te quieren, pero vos no podés dejar de tener fe o creer en algo porque hay una iglesia donde te miran mal. Yo voy a la iglesia y si entro a una misa me reciben divino, ojo. Hay gente que cree que no la van a aceptar porque es algo histórico y entonces no desarrollan una fe, no van a algo que es popular. No podemos contribuir desde un mundo chiquito que es LGBTIQ friendly; ¿y el resto de todo es para los otros? La propuesta es que nosotras seamos las que pedimos ese espacio, y está buenísimo que el fútbol sea un depósito de eso.

“Yo pongo al pueblo como un conjunto de todo, donde está el fútbol y donde está la música”.

¿Qué les dirías a los pibes que juegan al fútbol?

Hay un comercial que dice: “¿Qué te hace menos hombre? ¿Barba o no barba? ¿Más músculo o menos músculo?”. Habría que empezar por ahí. Y es que a veces el jugador no es el problema. Lo más difícil está en la gente que está alrededor. No todos están decididos a salir del clóset o a decir determinadas cosas. Es un trabajo de todos los días salir del clóset. Y los pibes no están para eso. Imaginate que si te critican cómo jugás, lo que podrían llegar a decir. Siempre comparo el fútbol con los toques que hago: estás agitando a la hinchada, pero en el fútbol en un momento la hinchada se puede dar vuelta. Se mueve mucha energía. Creo que los jugadores tienen bastante claras las cosas, y está bueno que sean portadores de voz. Los futbolistas jóvenes se van amoldando a la competitividad que tienen entre ellos mismos y a ver eso de los otros compañeros, y entonces esa forma se repite y se repite y se repite. Pero la diversidad está en todo, es parte del pueblo. El deporte da mucha libertad de que te digan cualquier cosa y es un lugar de mucha violencia. El jugador es muy ganador, además, y la fama también atrae y eso genera un abanico de posibilidades de poca seriedad en cuanto a los encuentros amorosos. Ese perfil del hombre jugador está ahí, ellos mismos no se pueden llegar a definir porque hay algo que avasalla desde afuera. Es una construcción difícil, con el artista también es un poco así. Yo pongo al pueblo como un conjunto de todo, donde está el fútbol y donde está la música. Vos, cuando sos figura, sos como una figurita que se pega en la pared, o se le prende una vela, o la agarrás, la rompés y la tirás a la basura. Tenemos que tener claro eso.

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Foto: Natalia Rovira

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