Un hermoso marco presentó el María Mincheff de Lazaroff para la tarde del sábado, que parecía que se llovía. La tormenta especuló tanto como los equipos en el histórico terreno de la Curva de Maroñas, aunque fue Peñarol el que encontró las chances más claras. De la mano de dos torrentes por las bandas como Ignacio Laquintana y Agustín Cannobio –que luego se retiraría por un fuerte golpe en el rostro–, el equipo de Mauricio Larriera se acercó con peligro sobre el arco bien defendido por Esteban Conde. Ruben Bentancourt, que suplantó desde el inicio a Agustín Álvarez Martínez, fue una insistencia constante para la zaga local, pero la más clara del primer tiempo se quedó en las manos del experiente arquero danubiano. Aquello supuso la primera ruptura de la monotonía.

El partido se tornó entreverado, se apretó entre las dos áreas y el mediocampo se pobló de piernas en pugna por la emoción. Bentancourt tuvo otra oportunidad desde lejos, fue atrevido, quiso; la pelota se fue apenas elevada.

Rafael Haller de Danubio y Juan Manuel Ramos de Peñarol, el sábado 5 de marzo, en el estadio Jardines del Hipódromo.

Rafael Haller de Danubio y Juan Manuel Ramos de Peñarol, el sábado 5 de marzo, en el estadio Jardines del Hipódromo.

Foto: Federico Gutiérrez

Del lado de la franja, Leandro Vicente fue quizás lo más peligroso, y tuvo en Sebastián Fernández la distracción de los zagueros, los silbidos de la hinchada. Maicol Cabrera confirmó, sobre todo entrado el segundo tiempo, el temible delantero que es. Fossati fue y volvió con los ojos al cielo en cada arrebato cerca de las áreas.

Sebastián Papelito Fernández lo tuvo en un error de la defensa aurinegra, pero la pelota se fue al alambrado con torpeza, dando saltitos. Algo similar pasó en la jugada siguiente, a pura potencia de Cabrera, que acalambró a la defensa pero no supo definir con certeza.

Previo a esas jugadas del equipo local, Bentancourt volvió a aparecer con un cabezazo que se fue alto. Algo similar pasó entrado el partido. El delantero se hizo lugar en el aire y volvió a conectar. Fue una pesadilla para la defensa. El arquero franjeado fue convirtiéndose en figura, apareció en los detalles y sostuvo al equipo ante los embates de la visita, que tuvo las más claras. Peñarol puso al equipo en la cancha rival. Fossati buscó en el banco de los suplentes y probó con el botija Santiago Silva y el nigeriano Jimmy Evans, pero el equipo de Larriera fue encontrando con el tiempo el ideal del entrenador. “La más fiel” le hizo de capa al ex Nacional, cantó y bancó todo el partido. Una imagen del Gauchito Gil en el alambre se coló entre las lenguas de los Rolling, y hasta una imagen de los Simpson apareció entre los trapos. Los famosos seres amarillos se levantaron del sillón cuando el juez cobró penal en la hora. Más allá de las protestas, Tejera no dudó y desde la hinchada llovieron proyectiles.

Esteban Conde, arquero de Danubio y Matías Aguirregaray, de Peñarol, el sábado 5 de marzo, en el estadio Jardines del Hipódromo.

Esteban Conde, arquero de Danubio y Matías Aguirregaray, de Peñarol, el sábado 5 de marzo, en el estadio Jardines del Hipódromo.

Foto: Federico Gutiérrez

Los manyas cantaron de alegría. El arquero fue quizás una de las figuras del partido, también el delantero. Ambos se enfrentaron en la pena máxima, pero Bentancourt definió como los que saben, arriba, lejos, sin lugar a dudas. Se llenó la boca de gol.

Una marca registrada de Peñarol la de ganar en la hora, la de aplicar la rúbrica sobre los últimos granos de arena del reloj. Danubio, sin embargo, llegó al arco rival una vez más cuando los descuentos cantaban flor y en un cabezazo pudo empatarlo, con la estirpe del contrario. Pero Kevin Dawson agarró la que tenía que agarrar; eso tienen los arqueros buenos: estar en la única. Una especie de reivindicación de su presencia con la malla negra del carbonero. Fossati mascó la bronca, o capaz que era chicle. Peñarol ganó de visita en Jardines del Hipódromo y confirmó lo esperado de un gran equipo con un gran entrenador. Danubio se entregó a los suyos, a la causa, al calor del barrio. Se retiró aplaudido, lo que no es menor, pero es cierto que le costó alimentar la esperanza en los pies de los delanteros.

Detalles

Estadio: María Mincheff de Lazaroff.
Árbitros: Gustavo Tejera, Richard Trinidad y Matías Rodríguez.

Danubio (0): Esteban Conde; Martín Rea, Emanuel Hernández, Gerónimo Bortagaray, Rafael Haller (63’ Guillermo May); Diego Vicente (72’ Santiago Silva), Nicolás Rodríguez, Leandro Navarro (90’ Facundo Silvera), Leandro Sosa; Maicol Cabrera (72’ Ignacio González), Sebastián Fernández (63’ Jimmy Evans). Entrenador: Jorge Fossati.

Peñarol (1): Kevin Dawson; Matías Aguirregaray, Hernán Menosse (33’ Edgar Elizalde), Ramón Arias (60’ Agustín da Silveira), Juan Manuel Ramos; Walter Gargano, Damián Musto, Ignacio Laquintana, Bryan Olivera (60’ Federico Carrizo); Agustín Canobbio (66’ Agustín Álvarez Martínez), Ruben Bentancourt. Entrenador: Mauricio Larriera.

Gol: 90’ Ruben Bentancourt (P).