Las semifinales de la Liga Uruguaya de Básquetbol comenzaron el lunes en el Antel Arena, que dispuso de toda su geometría sectorizada para separar a los parciales de los cuatro equipos que jugaron en la noche. Esas condiciones, el alto costo de las entradas y lo prematuro de las series dieron como resultado un estadio que no lució lleno, aunque en el partido de fondo los hinchas de ambos equipos inundaron el ambiente con sus cánticos.

Tiene coronita

A primera hora, Biguá hizo lo que se supone que hacen los favoritos en una serie. El actual campeón jugó un partido inspirado en ofensiva, cambiando golpe por golpe y gozando de mayor constancia en sus aciertos al aro. Biguá gana por desgaste, porque tanto va el cántaro a la fuente que al final dos defensas consecutivas le permiten puntos fáciles para quebrar el marcador de esa forma, de a pequeños pero constantes impulsos. 18 puntos de contragolpe marcó Biguá.

Victor Rodd, de Biguá y Victor Soto de Trouville.

Victor Rodd, de Biguá y Victor Soto de Trouville.

Foto: .

El tema es que Trouville propone una identidad similar. Es más, se puede presumir que Marcelo Signorelli y sus jugadores creyeron que el juego estacionado, lento, pausado, en el cinco contra cinco, favorecería aún más a Biguá, que tiene estrellas con mayor talento, como Luis Santos, Donald Sims, Victor Rudd y Santiago Vidal. Por eso, mostraron un plan de juego que elevó el ritmo, que constantemente pretendió acelerar posesiones, tomar los tiros abiertos que aparecieran.

En ese intento le dio a un rival de categoría la oportunidad de conseguir rebotes y producir sus propios tiros tempranos para hacer gala de 69% de acierto en tiros de dos puntos. Trouville padeció el juego próximo al aro. Convirtió 34 puntos en la pintura, tirando 46% en intentos de dos, contra los 52 puntos por esa vía de Biguá.

El primer punto se fue para Villa Biarritz, 103-93, pero el rojo encontró argumentos para competir. En las estadísticas del juego pocos son los rubros en los que fue dominado con claridad por el favorito y, de hecho, tuvo más robos y menos pérdidas que el equipo de Diego Cal. Los caminos para seguir sumando competitividad en esta serie pasarán por encontrar mejores oportunidades de tiro para elevar los porcentajes propios, así como también disminuir las oportunidades fáciles que el pato genera para anotar; receta de la casa, parte de la identidad de un club.

Estadísticas del partido

Donald Sims, de Biguá y Manuel Mayora, de Trouville.

Donald Sims, de Biguá y Manuel Mayora, de Trouville.

Foto: .

Propuesta insistente

A segunda hora el clima cambió en el Antel Arena. Dos hinchadas más numerosas ocuparon sus sectores en las tribunas, que lucieron grandes espacios vacíos como pulmón de seguridad. Peñarol salió como una topadora a dañar a Aguada en todos los frentes en los que fuera posible.

Desde el 16-0 inicial hasta los 39 puntos de ventaja que llegó a tener el aurinegro en el último cuarto del juego, el partido fue un monólogo de Peñarol, equipo moldeado por Pablo López, con el tesón como herramienta y el deseo de ganar omnipresente.

Fue una noche dura para Aguada. Una vuelta a la realidad después de subir a la nube con la victoria clásica del pasado viernes. El equipo de los 100 años, que se armó para el campeonato y que parecía poco a poco haber encontrado su estado de forma más prometedora para pelear el título, chocó contra un rival superior. Al menos en este primer juego.

Peñarol lo agarró distraído al equipo del argentino Nicolás Caslánguida y le recordó que será duro, muy duro, como ya viene siendo para el aguatero desde hace dos series: primero contra Nacional por el play-in y luego en cuartos de final contra Goes. No descansan los rojiverdes que tienen una misión, pero a veces la energía está del otro lado, y López se encargó de que así fuese el lunes.

Al Thorton, de Aguada y Lee Roberts, de Peñarol

Al Thorton, de Aguada y Lee Roberts, de Peñarol

Foto: .

Peñarol duplicó prácticamente a Aguada en asistencias (23-12), mientras que cuidó mucho mejor sus pérdidas (7-18), en todos los porcentajes de tiros fue superior y, sobre todo, demostró las cualidades de un equipo con argumentos variados, con múltiples jugadores capaces de tener una buena noche, con colaboraciones constantes, con trabajo duro, entendiendo como tal al esfuerzo físico, al ánimo proactivo de contribuir con el balón en las manos, pero sobre todo sin él, cuando se trata de ocupar espacios, de ofrecer cortinas o de batallar rebotes. También fue sobresaliente Peñarol cuando se trató de defender duro, siempre más propositivo que Aguada, más capaz de controlar el ritmo del duelo.

Ganó el carbonero 92-59. La próxima será en el escenario rojiverde, en su propio estadio, un partido de semifinales. Raro, jugar una misma serie en canchas neutrales y también con localías. Desprolijo, sin criterio, en cuanto a la organización del torneo. Pero para el aguatero y su gente, es la oportunidad de sentirse cómodos y dominar en su sede.

Estadísticas del partido