El Giro de Italia comenzó en Hungría, más de una semana atrás. Hay que decirlo así, hay que hablar del elefante en la sala. Se recuerdan tiempos en los que esta misma competencia comenzó en Israel (por primera vez fuera de Europa) hace cuatro años, pero también en Irlanda del Norte, Países Bajos y Francia. La cuestión es que los organizadores del evento capitalizan al máximo la oportunidad y hacen que el Giro, una de las tres grandes competencias por etapas junto al Tour de France y la Vuelta a España, ruede fuera de Italia para aumentar el interés y los ingresos económicos. En esta oportunidad, el precio para llegar a Hungría fue de 9,5 millones de euros.

Así que durante el viernes, el sábado y el domingo pasados, Hungría tuvo las tres primeras etapas. En la primera ganó el neerlandés Mathieu van der Poel, que llevó la maglia rosa de líder de la general durante algunos días más, luego de defenderla satisfactoriamente en la primera contrarreloj individual aquel sábado en Budapest.

La carrera fue entonces repatriada. Con un lunes de descanso para acomodar a todos los equipos en Sicilia, la del estreno italiano fue una etapa estelar, con subida al volcán Etna incluida. Y entonces la general se empezó a ordenar. La rosa pasó del neerlandés a un español, Juan Pedro López, del equipo Trek-Segafredo, que hasta el día de hoy sigue vestido de líder. López perdió ese día con el alemán Lennard Kämna, pero ambos llegaron con el mismo tiempo y se cortaron arriba en la clasificación. Entre ambos, quien mejor pasó por Hungría fue López, y le valió ser líder.

Desde entonces, el francés Arnaud Démare se quedó con dos etapas al esprint, como ya lo había hecho en tierras magiares el británico eterno Mark Cavendish. También hubo montaña el viernes y con un final en ascenso Koen Bouwman, neerlandés del Jumbo-Visma, fue quien vio la victoria.

Este fin de semana tendrá hoy una etapa escarpada entre las subidas y las bajadas de Nápoles y sus alrededores, que será una preparación para un día de sufrimiento y desgaste mañana, cuando habrá pasajes a 100 metros sobre el nivel del mar, tres ascensos a más de 1.000 metros de altura y un final en alto, a más de 1.600 metros. Es presumible que los liderazgos cambien, ya sea este fin de semana tras acumular kilómetros de montaña o en las dos semanas que le quedan por delante a la carrera.

Los que ahora están arriba es poco probable que aguanten, porque tanto Kämna como López no son líderes de sus escuadras ni tienen a priori las condiciones para sostener ese posicionamiento, a menos que sorprendan. Pero cuidado, porque detrás de los que vienen primeros, llamando la atención y distrayendo a los desprevenidos están algunos favoritos que ya se posicionaron bien.

En la montaña se consiguen verdaderas diferencias, incluso de varios minutos, y un mal día puede llevarlos a despedirse de la pelea. Puede ser el lugar en que quien en la previa era el favorito cumpla con su rol. El campeón olímpico ecuatoriano Richard Carapaz es ese nombre. Está 11º, a 2 minutos y 6 segundos del líder. Como enemigos podían aparecer, y ahí están, el británico Simon Yates (4º, a 1:42), el portugués João Almeida (7º, a 1:58), el francés Romain Bardet (10º, a 2:06) y el español Mikel Landa (12º, a 2:15).

Giro d’Italia 2022. En vivo de martes a domingo por DirecTV.