El acuerdo para bajar en un 10% el arancel externo común del Mercosur, al que arribaron Brasilia y Buenos Aires, no fue demasiado bien recibido por el gobierno uruguayo. En primer lugar, porque la idea de Lacalle Pou era que el tema se analizara junto con la flexibilización del bloque, pero, además, que se haya anunciado sin la participación de Uruguay fue visto como un desaire. Los gobiernos de Brasil y Argentina tomaron nota del malestar y decidieron que para las próximas reuniones entre sus países invitarán a Uruguay. “No queremos que nadie se sienta excluido del bloque, así que si Uruguay quiere participar, bienvenido sea. Obviamente que antes nos tiene que prometer quedarse en silencio y en un rincón, porque es lo que corresponde que hagan los chicos cuando los grandes hablan”, declaró el canciller argentino, Santiago Cafiero.

Su par brasilero, Carlos França, confirmó que en próximas reuniones bilaterales se habilitará la presencia de representantes del gobierno uruguayo, que no tendrán voz ni voto, pero podrán escuchar y sacar apuntes. “Creemos que el hecho de que no puedan hablar, lejos de ser una desventaja, va a ser una ventaja, porque mientras escuchan las decisiones que tomamos van a tener tiempo de ir pensando qué le dicen a sus ciudadanos para que no sea tan evidente que estas decisiones ya están tomadas y que a Uruguay y Paraguay sólo les queda la posibilidad de aceptarlas en silencio”.