Tal como temía la Organización Mundial de la Salud, la distribución global de las vacunas contra el coronavirus tuvo un altísimo nivel de concentración en el mundo desarrollado, mientras que los países en vías de desarrollo están recibiendo una porción muy pequeña de los fármacos. El exministro de Salud de Argentina, Ginés González García, consideró ayer que la situación de las vacunas a nivel global es “tremendamente injusta”, y los líderes de los países ricos deberían “revertir esta desigualdad”. “Es una vergüenza para la humanidad entero que yo solamente pueda haber vacunado a un sobrino pero no a mis compañeros de colegio”, declaró el exfuncionario, quien fue removido de su cargo por hacer distribuido vacunas entre algunos familiares y dirigentes políticos afines. “Es la prueba de que nos tienen que dar más vacunas. Necesitamos inmunizar a todo nuestro entorno cuanto antes, porque en cualquier momento nos pueden echar y entonces nuestros familiares y amigos terminarían en la fila como todo el mundo”.

Quién también reclamó “mayor compromiso” a los líderes de los países desarrollados fue la exministra de Relaciones Exteriores de Perú, Elizabeth Astete. “Necesitamos esas vacunas. Yo apenas pude vacunarme a mí misma. ¿Con qué cara puedo llegar a mi casa y decirle a mi familia que no tengo vacunas para ellos? Hagan algo, por favor”, exhortó, pocos días después de ser removida de su cargo por haberse aplicado la vacuna cuando no le correspondía.