Si bien las autoridades consideran que el ritmo de vacunación en lo que va de la semana es “muy bueno”, preocupa la aparición de nuevas cepas del coronavirus que eventualmente puedan ser resistentes a las vacunas actuales. Es por eso que desde el gobierno se decidió desarrollar una vacuna uruguaya, adaptada a las posibles variantes que entren al país. “Se trata de un proyecto muy ambicioso, que incluye la participación de científicos del ámbito público y privado, además de miles de funcionarios públicos en los que probaremos la vacuna”, explicó una fuente del Ministerio de Salud Pública (MSP). Los impulsores del proyecto son conscientes de que se trata de una tarea muy difícil y que no tiene antecedentes en Uruguay. “Sabemos que las chances de llegar a un fármaco efectivo son muy bajas, pero, por otro lado, si el experimento es un desastre no perdemos gran cosa. En este país, funcionarios públicos es lo que sobra”.

Pero en el gobierno hay quienes van un poco más allá y aseguran que el experimento es “un típico caso de win-win”. “Si logramos una vacuna efectiva, el Estado obtiene una formidable fuente de ingresos. Si los experimentos son un fracaso, nos deshacemos de una buena cantidad de funcionarios públicos a los que no habría que seguirles pagando el sueldo. Desde el punto de vista de las cuentas públicas no hay forma de perder. Y es el único punto de vista que nos importa”, aseguró una fuente del Poder Ejecutivo.