El coronavirus sigue de forma imparable en Uruguay, y al aumento descontrolado de casos que empezó a registrarse a mediados de febrero se sumó la llegada de la variante P1, surgida en el estado brasileño de Manaos y que aparentemente tiene una capacidad de contagio y una letalidad mayores que el resto. El presidente Luis Lacalle Pou reconoció que la situación es preocupante, aunque descartó tomar medidas para contener la nueva cepa, ya que “cada brasileño sabe cómo ajustar sus perillas, y si no lo hacen en forma responsable, el gobierno no puede hacer nada”. El mandatario aclaró que él se hacía responsable de lo que pasara con la P1, pero acto seguido indicó que la responsabilidad es de los brasileños que no cumplen con las medidas sanitarias. “Si la gente brasileña sigue yendo a los espetos corridos, juntándose a tocar samba en las plazas y a tomar Brahama en Copacabana, yo no puedo hacer nada”. Consultado sobre si pensaba imponer restricciones a la circulación a los 211 millones de brasileños, el presidente rechazó de plano esta posibilidad. “No queremos que Brasil se transforme en un estado policial. Porque para que haya orden y progreso, tal como reza el pabellón patrio, es fundamental que haya libertad. Así que nuestra apuesta va a seguir siendo a la liberdade responsável, guste a quien le guste y pese a quien le pese. Es una cuestión filosófica y de principios, y en eso no transo, cara”.