Sabrina (artista sintética): “Siete mil pesos para los artistas a lo mejor le parece poco a la gente, pero yo estoy en esto desde hace décadas y te puedo asegurar que estoy acostumbrada a pasar hambre. La verdad es que solamente necesito dinero para comprar porro y grapamiel, porque la comida la arreglo con semillas y proteína vegetal que hago yo misma en el fondo de casa con madera de sauce. Y el alimento espiritual lo obtengo por el arte. Estoy re flaca pero feliz”.

Alcides (profesor de educación física y química): “Es muy poco dinero. Hay una regla de oro en los gimnasios, y es que no puede haber más de tres personas que levanten más peso que el profesor. Y yo, con la alimentación que llevo estos últimos meses, con suerte puedo llegar a levantar una barra sin pesas. En el gimnasio tiene que haber jerarquías. Si se pierden las jerarquías, sobreviene el caos, la anarquía y la gente se empieza a quejar después de la tercera serie de pectorales”.

Teresita (empresaria ganadera y nunca perdedera): “Me siento traicionada porque yo voté un cambio, pero resulta que este gobierno también se olvida del campo. ¿Por qué no anunciaron medidas para el empresariado rural? Son muy zorros, aparte, porque te muestran como un logro que el gasoil no haya subido desde hace más de un año, pero la verdad es que tendría que haber bajado. Estoy segura de que la gente que consume supergás puede apretarse un poquito el cinturón para ayudar al país productivo”.