Sofía (acomodadora de zapallos): “El bloque regional está en una situación muy compleja, casi paradójica. Por un lado, tenemos a la izquierda, que quiere la integración latinoamericana a toda costa, por más que implique perjudicar al empresariado. Por otro lado, parece que la cosa va a mejorar un poco, pero es gracias a Bolsonaro. O sea que la integración regional tiene cosas buenas al final. Cada vez que me pongo a pensar en esto me duele la cabeza y tengo que tomar paracetamol”.

Lucero (cambista de bando): “El Mercosur es un corsé que nos inmoviliza, por no decir un cinturón de castidad que nos impide gozar de las mieles del libre comercio. Y no lo digo tanto por el tratado de libre comercio con la Unión Europea, sino por el que no estamos pudiendo firmar con Eritrea, que es considerado el Singapur del Cuerno de África. Tiene un desarrollo extraordinario, fundamentalmente gracias a la piratería, que siempre ha sido un aliado fundamental del libre comercio”.

Carlos (rueda auxiliar contable): “Lo único que quiero es que no me prohíban entrar a Brasil, porque en 2019 me compré un tiempo compartido en Florianópolis y aún no lo pude usar. Íbamos a ir este año pero no nos dejaron por el tema del coronavirus. Un divague, porque uno compra un tiempo compartido justamente para encerrarse y no tener que cruzarse con nadie. En este caso, lo que quiero evitar son los conocidos uruguayos y los porteños en general. En fin, espero que este infierno se termine pronto”.