Hasta ahora se daba por descontado que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, iba a lograr su reelección en los comicios generales del 7 de noviembre. El motivo de esta presunción es que los principales precandidatos que pensaban enfrentarlo en las elecciones fueron encarcelados, junto con decenas de dirigentes. Pero unas declaraciones de Ortega formuladas ayer sembraron algunas dudas sobre el resultado de los comicios. “He dado la orden a las fuerzas de seguridad de la nación de que mañana por la mañana vayan a mi casa y me lleven a la cárcel, donde permaneceré hasta que se me juzgue por los delitos de sedición, conspiración y traición a la patria”, declaró el mandatario en una entrevista. Ortega explicó que tomó esta decisión “cuando me di cuenta de que ya no me quedaban opositores por encarcelar, que es lo mismo que decir que ya no tengo nada para hacer en todo el día. Porque perseguir opositores es prácticamente lo único a lo que me dedico desde hace algunos meses”.

El mandatario recordó además que él, como excombatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional, tiene el perfil “ideal” para ser encarcelado. “Soy peligroso porque funciono como un recordatorio de que es posible enfrentar a la tiranía. No quiero que la gente piense ‘si él pudo con Anastasio Somoza, ¿por qué no habríamos de poder nosotros con él?’. Mientras yo esté libre, la estabilidad del país corre peligro”.