Tras el plan piloto realizado el sábado en una función del Ballet Nacional del Sodre, las autoridades creen que están dadas las condiciones para habilitar la presencia de espectadores que den negativo en un test de antígenos o que hayan sido vacunados en espectáculos públicos. “Lo que quedó claro tras el plan piloto es que la estrategia es viable, pero hay que agilizar los controles. En el caso de los test, hay que pedirle a la gente que venga antes. Y en el caso de los vacunados, en lugar de hacerles presentar un código QR, mejor les ponemos un imán en el brazo, y si se pega, es que efectivamente están vacunados”, explicó un jerarca del Ministerio de Salud Pública.

La imantación del cuerpo ocurre por la presencia de nanopartículas magnetizadas en las vacunas contra la covid-19. “Yo no sé si lo hicieron a propósito o qué, pero la verdad es que para nosotros es una suerte que las vacunas imanten a las personas. Fijate que este test magnético es tan simple como acercarle al sujeto un imán de heladera, de esos que te deja la pizzería, y listo. Es un método de control muy bueno, y lo vamos a usar también para ingresar a clases presenciales y gimnasios”, adelantó el jerarca consultado.

Entre los propietarios y trabajadores de gimnasios, sin embargo, el magnetismo generado por las vacunas es considerado “una desgracia”. “La gente que venga a hacer fierros se va a pasar la mitad del tiempo tratando de despegarse de las pesas y los aparatos. Va a ser un caos”, opinó un profesor de musculación.