El 22 de enero es la fecha elegida para el primer clásico del año, que se jugará en el estadio Centenario. Eso, siempre y cuando no se suspenda, ya que el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, sugirió que el partido no debería jugarse si continúa la ola de violencia entre los barrabravas de Peñarol y Nacional. De todas maneras, entre los fanáticos de ambos cuadros apuestan a que el partido finalmente se juegue. “Yo creo que no se debería suspender, porque es el primer clásico que se jugaría luego de la remodelación del Centenario para las finales de la Libertadores y la Sudamericana, y todos estamos con muchas ganas de conocer las nuevas instalaciones y, por supuesto, prenderlas fuego”, declaró uno de los líderes de la barra brava de Nacional.

Entre los mirasoles existe la misma ilusión por conocer, recorrer y destruir el remozado estadio Centenario. “Escuché que los asientos de las tribunas están todos nuevitos, que los baños son un despelote y que está todo pintado a nuevo. La verdad es que no me puedo aguantar las ganas de ir ahí y quemar todo. Porque la sensación que uno tiene al destrozar o incendiar algo recién instalado no se compara con nada. Es algo indescriptible. Y yo creo que si el gobierno y los uruguayos en general hicimos ese esfuerzo tan grande para que se jueguen acá las finales, arriesgando incluso el estatus sanitario del país, ahora corresponde aprovechar esa infraestructura”, afirmó un barrabrava de Peñarol.