La noticia de que el segundo puente que atraviesa el arroyo Maldonado se estaba “hundiendo” acaparó los titulares de los medios uruguayos durante varios días. Pero los ingenieros que fueron hasta el lugar para intentar revertir el proceso descubrieron que en realidad el puente no se estaba cayendo. “Lo que le estaba pasando al puente es que estaba perdiendo su característica ondulación, es decir, se estaba aplanando. De hecho, se sigue aplanando. El problema surge porque los tensores del puente nuevo no son tan buenos como los del viejo. Es lo mismo que pasa con los calzoncillos. Los de antes tenían elásticos que no se vencían nunca. Los de ahora se vencen enseguida”, explicó uno de los profesionales que trabaja en el lugar. Es que, por más que el aplanamiento no compromete la seguridad del puente, tanto las autoridades de la Intendencia de Maldonado como los operadores turísticos creen que sería “malo para la imagen de Punta del Este” que haya un puente ondulado y junto a él uno completamente plano. “Es una imagen de decadencia que le podría hacer muy bien a Piriápolis, pero no a Punta del Este”.

La frase: “Increíblemente este puente me está dando mucho menos trabajo que el nuevo hotel San Rafael, que ni siquiera existe”. Enrique Antía, caudillo de bronceado permanente.