La misión DART tenía como objetivo impactar contra el asteroide Dimorphos y desviar su órbita. Si bien este cuerpo celeste no representaba una amenaza para la Tierra, las observaciones de los efectos de la colisión servirían para preparar estrategias de defensa ante eventuales futuras amenazas. Ayer, la NASA confirmó que, tras la colisión del 26 de setiembre, Dimorphos efectivamente cambió su dirección y ahora sí se dirige hacia la Tierra. “Nuestros cálculos con respecto a la capacidad de la sonda de desviar al asteroide eran correctos. Lo que no hicimos fue calcular qué trayectoria podría adoptar Dimorphos. Obviamente la posibilidad de que terminara dirigiéndose a la Tierra estaba, pero era mínima. Desgraciadamente tuvimos muchísima mala suerte”, indicó un vocero de la agencia espacial estadounidense. Desde la NASA aseguran que la situación actual no representa un riesgo, ya que, tal como se comprobó ayer, el nuevo rumbo del asteroide también puede ser alterado. De todas maneras advirtieron que “con la mala suerte que estamos teniendo, a lo mejor Dimorphos se desvía pero choca a otro asteroide y lo envía rumbo a la Tierra”.

La frase: “Pero... Esa gente ni siquiera es capaz de manejar correctamente los vehículos que fabrica”. Alienígena que presenció la colisión.