El senador nacionalista, uno de los más polémicos debido a sus declaraciones y tuits, fue entrevistado por un programa radial. Durante la charla, que en determinado momento adquirió un tono intimista, Da Silva hizo una confesión. “A mí no me gusta robar la plata. No me gusta hacer la plancha mientras me pagan un sueldo, como hacen los del Frente Amplio. Por eso, el día que no se me ocurran más agravios renuncio a mi banca. Yo entré al Parlamento para realizar una labor muy concreta: agraviar a cualquier persona que se oponga al gobierno, ya sea del Frente Amplio, de Cabildo Abierto, del Partido Colorado o de mi propio partido”.

El controvertido senador explicó, además, que sus agravios “atraviesan un control de calidad muy exigente antes de que yo los diga. Por eso, cuando me refiero a que no se me ocurran más agravios, estoy hablando de agravios de calidad, es decir, bien insultantes y que provoquen el enojo de medio país. A esta altura del período parlamentario me he ganado una reputación en ese sentido y no quiero sacrificarla. Yo quiero irme a lo grande”.

Las cifras de Da Silva: 10% de sus palabras son agraviantes, en tanto el restante 90% son simplemente intrascendentes.