Todo comenzó cuando se decidió reformar uno de los baños de la sede de Colonia y Ejido. Las obras implicaban cambiar la totalidad de los azulejos, por lo que los constructores entregaron una serie de muestras. Tras varias semanas de búsqueda de acuerdos, la interna del Frente Amplio no logró ponerse de acuerdo en qué diseño de azulejos deberían colocarse. Ante el fracaso de las negociaciones, las autoridades de la fuerza política decidieron donar la sede al Partido Nacional. “Buscamos un acuerdo pero no se dio. El problema es que en el Frente somos muy pasionales y estamos acostumbrados a defender nuestras convicciones, y por eso a veces nos cuesta ceder. Pero bueno, ahora tenemos que dar este episodio por cerrado, entregarles las llaves a los blancos y pasar a otra cosa. Y esa otra cosa es ponernos a buscar una nueva sede, porque en algún lugar tenemos que funcionar”, declaró un dirigente frentista. De todos modos, la tarea no será nada fácil. “Ya empezamos las conversaciones entre los sectores para definir a qué barrio nos vamos, pero por ahora no ha sido posible acercar posiciones. Existe el riesgo de que volvamos a funcionar en casas de militantes, como en la época de la dictadura”.

El diagnóstico: “El Frente Amplio puede funcionar hasta dentro de una heladera”. Raúl Sendic, especialista en frases históricas.