Finalmente se confirmó que los restos sepultados debajo de un edificio del Correo que funcionó como estacionamiento de Presidencia de la República durante la dictadura no corresponden a un desaparecido, sino que son de animales. Ahora la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo intenta determinar por qué motivo los represores enterraron a uno de los suyos. “El análisis de los huesos encontrados no deja lugar a dudas. Se trata de una criatura salvaje y primitiva. Lo que estamos investigando es qué llevó a los otros animales que mataban y torturaban a militantes de izquierda a enterrar a su compañero. Quizás haya sido una especie de ritual, o a lo mejor lo mataron por accidente y no quisieron que los animales que estaban más arriba en la cadena alimenticia, es decir, los coroneles y los generales, se enteraran”, explicó uno de los encargados de la excavación.

Tampoco se descarta que haya existido un móvil económico. “Hay que recordar que estos animales salvajes robaban las pertenencias de sus víctimas y se las repartían. Es decir, tenían una especie de economía primitiva acorde a su grado evolutivo. Seguramente no era raro que se mataran entre sí por el botín”.

La taxonomía: Los restos pertenecen a una especie similar a los gorilas, aunque más agresiva y menos inteligente.