“La justicia tarda pero llega”, dice el refrán, que fue una vez más confirmado el pasado viernes, cuando desde la oficina de prensa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se anunció el nuevo estatus para el aberrante acto de pitar un cigarro mientras se defeca.

“¿Cuántas generaciones tuvieron que sufrir este flagelo, este crimen horrendo? ¿Cuántos incendios fueron provocados por un fósforo encendido para tapar la jedata insoportable? La ONU cumple su obligación de combatir los crímenes de esta calaña: no quedará ser humano sobre la faz de la Tierra que tenga que entrar a un baño donde antes un inmundo fumador encendió un Marlboro rojo y se echó un garque asesino”, juró el portavoz del organismo internacional.

En general, las reacciones a la noticia fueron positivas, con la excepción de las tabacaleras, que han expresado su rechazo a la medida. “Otra forma de perseguir a nuestra inocente clientela, de reprimir a los constipados, sólo capaces de ir de vientre si fuman”, expresaron.

Se espera que las leyes antitabaco de numerosos países ahora también exijan que las cajas de cigarrillos luzcan imágenes con personas sentadas en inodoros, haciendo fuerza y pitando, para concientizar a la población.