La feroz resistencia ucraniana y las duras sanciones impuestas por Occidente se han transformado en dos grandes dolores de cabeza para Vladimir Putin, quien prácticamente le dijo adiós a una victoria rápida. De todas maneras, el presidente ruso aún tiene un as bajo la manga, y es comenzar a retacear la entrega de combustible a Europa. Según una encuesta realizada en el Viejo Continente, en los días fríos aumenta notablemente el número de europeos que se preguntan si Putin es realmente tan malo como dicen. Uno de los responsables del estudio explicó que “en los días templados los europeos priorizan la defensa de la autodeterminación y los derechos humanos de los ucranianos frente a las complicaciones que puede traer la guerra a sus países. Pero en los días fríos empiezan a dudar de sus convicciones, crece la percepción negativa del presidente ucraniano Volodímir Zelenski y comienzan a tomarse en serio la teoría de que Ucrania está llena de nazis”. El problema para Putin es que de aquí a mediados de año el clima europeo no va a hacer otra cosa que mejorar. De todas maneras, los analistas creen que si logra pasar el verano, “en el próximo invierno puede convertirse en el dueño de Europa”.

La cifra: 3 grados centígrados es la temperatura a partir de la cual los reflejos democráticos de los europeos empiezan a fallar.