El proyecto uruguayo de organizar un Mundial de fútbol en 2030 junto con Argentina, Chile y Paraguay no ha registrado avances significativos en los últimos años, por lo que muchos creen que la idea fue abandonada por sus impulsores. Sin embargo, los retrocesos en materia de derechos humanos que se registraron en Uruguay con la llegada del nuevo gobierno hicieron que la FIFA empiece a considerar seriamente la posibilidad de celebrar el torneo en el Cono Sur. Según explicaron desde la Torre Ejecutiva, “hay casos de abuso policial todo el tiempo; la idea de liberar a criminales de lesa humanidad tiene más fuerza que nunca y la situación de las cárceles, increíblemente, empeoró mucho. Ahora estamos mucho más cerca de ser un candidato serio para albergar un Mundial. Es cierto que aún no estamos en los niveles de Sudáfrica, Brasil, Rusia o Catar, pero, por otro lado, en 2030 se cumplen 100 años de Uruguay 1930”.

Mientras tanto, una fuente de la FIFA reconoció que si el gobierno logra deshacerse de la Institución Nacional de Derechos Humanos “las chances de Uruguay de convertirse en la sede del Mundial 2030 crecerían mucho, e incluso sería posible que se lo elija para organizar el torneo en solitario”.

Los rivales de Uruguay: Bielorrusia, Afganistán, Guatemala, Filipinas y Birmania.