Ante las sucesivas y abultadas subas del precio de los combustibles fósiles, los uruguayos se han visto forzados a tener que rebuscárselas para poder acceder a hidrocarburos de forma más económica. Tal es el caso de Juan Carlos Bobadilla, bancario de 55 años, autodefinido “apolítico” y quien confiesa estar indignado con el precio de las naftas.

“Apenas clasificamos al mundial, se me prendió la lamparita, tuve una especie de epifanía reveladora: me voy a Catar, donde sale dos mangos, y me vuelvo con varios bidones llenos para casa”, expresó a nuestro medio, mientras refunfuñaba frente a un surtidor de nafta súper de una estación de servicio capitalina.

“Ya estoy juntando bidones, frascos, botellas, todo sirve, le dije a mi señora Gladys que fuera juntando envases de todo tipo. Además, con la cantidad de cosas que voy a traer, el viaje se paga solo, ya le dije a aquella que ni se preocupe... la verdad es que esto me tiene contento, es un motivo para vivir de acá al mundial”, confesó Juan Carlos, mientras –de forma pasivo-agresiva– le daba candela a su tarjeta de débito para pagar los 200 pesos de nafta súper que cargó.