La ola de tiroteos que azota Estados Unidos sumó ayer un nuevo incidente. En la ciudad de Maryland, una persona abrió fuego en una fábrica y mató a tres personas. Si bien hasta ahora la estrategia del Partido Demócrata había consistido en pelear por un mayor control de las armas, los acontecimientos de las últimas semanas llevaron a un cambio de estrategia. “Vamos a proponer una enmienda constitucional que garantice el derecho de todos los ciudadanos estadounidenses a portar chalecos antibalas”, explicó un legislador demócrata. En esta colectividad política reconocen que los esfuerzos por controlar la proliferación de armas en manos de civiles son “completamente estériles”, por lo que “la apuesta más razonable para evitar más víctimas mortales es estimular que las personas lleven chalecos antibalas cada vez que salen a la calle”.

Además de la reforma constitucional, los republicanos pretenden que se flexibilicen las condiciones para adquirir chalecos antibalas, al tiempo que estimularán la creación de un lobby que defienda a los fabricantes de estos implementos.

La idea de Trump: los demócratas creen que los chalecos antibalas van a cumplir un rol muy importante cuando se apruebe el proyecto de Donald Trump de armar a los maestros, algo que consideran “inevitable”.