Una investigación conjunta entre varias universidades locales e internacionales, la Secretaría Nacional del Deporte y la Asociación Uruguaya de Fútbol confirmó la existencia en Uruguay de un anillo dorado que otorga “poderes casi absolutos” a su poseedor. “El anillo le da automáticamente a cualquier persona que se lo ponga los derechos de televisación del fútbol uruguayo, algo que garantiza un poder prácticamente ilimitado dentro del universo del fútbol y ocasionalmente fuera de él, en terrenos como la política, las finanzas y los medios de comunicación”, expresa la presentación del informe.

De todas maneras, el trabajo aclara que los poseedores del anillo “desarrollan, a partir del ejercicio del poder ilimitado, ciertos vicios de comportamiento y cierta tendencia al comportamiento violento y autoritario, lo que los va volviendo seres decadentes y horripilantes”. Al mismo tiempo que esto ocurre, entre estos y el resto de los actores del fútbol uruguayo se desata una lucha en la que el portador del anillo quiere a toda costa mantenerlo y los aspirantes a portadores hacen cualquier cosa por obtenerlo para sí. Esto genera un enfrentamiento despiadado y sin cuartel que transforma a la actividad futbolística en un gigantesco campo de batalla donde nada puede sobrevivir.

Sin destrucción: la posibilidad de destruir el anillo y con él la cruenta batalla por su posesión no está en los planes de nadie. “Es mucha guita”.