A medida que se van definiendo los nombres que competirán en las elecciones internas del año que viene, se van aclarando también los mapas de apoyos dentro de los partidos. Esta tarea no es nada fácil, según reconoció un precandidato que ya comenzó los contactos para armar su equipo. “Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice. Uno de los puntos centrales de mi discurso es que los cargos de un gobierno no pueden ser llenados de acuerdo a cuestiones partidarias o ideológicas. Pero cuando le digo esto a un dirigente al que quiero convencer de que me apoye, le tengo que guiñar el ojo para que no se vaya a creer que esto que digo es una especie de norma rígida que no acepta ningún tipo de flexibilidad”. Pero este mismo código puede generar confusiones, como en los casos en los que el dirigente tiene efectivamente credenciales para ocupar un cargo. “Ahí es como decirle que ni sueñe con el cargo, porque seguro va para algún inútil. No es fácil”.

El descarte: “Hay que colocar en cada puesto a los mejores de entre las escasas y poco atractivas opciones que tenemos disponibles”. Frase desechada por un asesor de imagen.