En Atlántida, una trifulca que involucró a varios jóvenes y también a unos cuantos veteranos, arrojó como saldo veinticinco heridos graves. El hecho ocurrió durante un partido de vóley, cuando la pelota se fue lejos y un simpático de iniciales E.P.F.A.N.M. la devolvió pateándola, agarrándola de lleno con el empeine zurdo.

“¿Qué hacés, estúpido?”, fue la queja más diplomática que le formularon a este gracioso: se armó un lío bárbaro, una hecatombe, la debacle total, una seguidilla de hechos bochornosos, de dimensiones mayúsculas, con desenlace triste: “Las familias corrían para cualquier lado, había gente con la mirada perdida, perros que defecaban sin control, parlantes que sonaban a todo volumen... de terror”, contó el guardavidas Santiago Pergolda, testigo presencial del suceso.

A esta hora, además de los veinticinco heridos graves que están siendo atendidos en hospitales de la zona, se cuentan de a centenas los imputados por Fiscalía. Entre ellos, obviamente, destaca el protagonista de esta historia, que “tiene todas las de perder, lo que hizo es imperdonable, no quiero atentar contra el secreto de las actuaciones pero una pelota de vóley se devuelve con la mano; si no, se rompe... está en la Constitución”, razonó el vocero del Ministerio Público.