La incautación de aproximadamente 200 aves que estaban siendo traficadas ilegalmente puso al gobierno en un dilema. Por un lado, las autoridades sanitarias creían que había que sacrificarlas debido al riesgo de que transmitieran la gripe aviar. Por otro lado, defensores de los animales y de la fauna autóctona consideraban que esta medida era antiética. Finalmente, y por decisión del presidente Luis Lacalle Pou, las aves no serán sacrificadas. “Sabemos que hay un riesgo sanitario, pero dejar que mueran seres vivos habiendo otras opciones que podrían evitar esas muertes sería una decisión de una crueldad e inmoralidad que nosotros jamás tomaremos”. El presidente reconoció que la posibilidad de que algún animal escape y termine generando un brote de gripe aviar de consecuencias devastadoras para el sector avícola y la economía en general “existe”, aunque consideró que “no se trata de proteger la economía a cualquier costo. Cuando hay vidas humanas en juego, la protección y la ayuda a los malla oro debe pasar a un segundo plano”.

La confesión: “El grupo de asesores del gobierno en temas de sanidad animal nos dijo que había que sacrificar a las aves, pero ellos son técnicos y yo soy político”. Luis Lacalle Pou, evitador de muertes.