Inicialmente, la instalación que decidió comprar el gobierno cuando se agravó la crisis hídrica iba a llegar al país en pocos días, a bordo de un avión Hércules de la Fuerza Aérea, pero un error de cálculo hizo que no pudiera entrar “por 15 centímetros”. Entonces se decidió traerla en un barco que iba a llegar el 24 de julio, pero un nuevo percance hizo que el arribo se retrasara por lo menos hasta fin de mes. “La verdad es que tuvimos mucha mala pata con esta planta desalinizadora, pero lo que importa es que va a llegar en tiempo y forma para la inauguración del Museo de la Sequía, que va a empezar a funcionar a mediados de setiembre”, declaró el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado. El museo es una iniciativa conjunta de OSE y el Ministerio de Ambiente, con la que se pretende “recordar la crisis que vivimos en este 2023 para tratar de aprender sobre la experiencia”. Delgado explicó que la planta desalinizadora va a ser “la atracción principal” del museo, pero también habrá fotos de las obras realizadas de urgencia, una sala específicamente dedicada a los calefones rotos y varios documentos originales con pruebas de que el Frente Amplio no dejó todo pronto para construir la represa de Casupá.

La confesión: “Estos retrasos con la planta no me dejan bien parado, pero peor me deja haber dicho que la calidad del agua se iba a mantener, así que no me quemo”. Álvaro Delgado, hombre de más de una palabra.