“Esto está muy cambiado. Cuando yo empecé en este trabajo se respiraba una soledad absoluta durante la escalada. Ahora uno no puede pararse a mear porque lo ve todo el mundo”. Así describió un sherpa nepalí la situación en la montaña más alta de la Tierra. El aumento casi exponencial de escaladores está provocando inconvenientes de todo tipo. Ayer, un alpinista francés que estaba a diez metros de la cima del monte Everest murió al cruzar con luz roja. En opinión del sherpa consultado, “la gente que viene acá no tiene presente que este año hay semáforos y hay que mirar antes de cruzar los caminos. Tuvimos que ponerlos precisamente porque estaban habiendo muchos accidentes. Desde que se construyó un mirador y una ruta para llegar a él, el tráfico de automóviles aumentó notablemente. Las personas que vienen acá a arriesgar sus vidas para llegar al punto más alto de la Tierra tienen que moverse con prudencia”.

La anécdota: “Jeff Bezos fue de los clientes más difíciles que me tocaron. Se quejaba por todo, tiraba papeles y desperdicios entre la nieve y se enojaba si le decías que no gritara porque podía provocar un alud”. Sherpa medio podrido de los escaladores.