“Es una cosa increíble, no lo podemos entender. A cualquiera de nosotros nos dicen que nos vayamos a nuestras casas y nos quedemos ahí y no sólo lo aceptamos, sino que lo hacemos de muy buena gana. Pero parece que con los narcotraficantes es al revés. No les gusta quedarse en su casa”, expresó un operador del sistema de justicia en referencia al nuevo caso de un hombre condenado por tráfico de drogas que se fugó de la prisión domiciliaria. Se trata del segundo caso en pocas semanas, por lo que en los pasillos de los juzgados ya se habla de “una verdadera epidemia”.

El Poder Judicial y la Fiscalía General de la Nación, entre otros organismos, harán una revisión “a fondo” de las condiciones en que se otorga prisión domiciliaria a condenados por crímenes graves. “A lo mejor lo que ocurre es que esas personas no tienen demasiadas comodidades en sus casas y por eso prefieren irse. En ese caso, la solución podría ser colaborar para que sus hogares sean más acogedores y los inviten más a quedarse”.

El enojo: “La verdad es que si las cosas van a seguir así, preferimos no atrapar nada a Marset. ¿Para qué, para que lo dejen libre?”. Luis Alberto Heber, ministro desanimado.