“El viernes sonaron los teléfonos todo el tiempo. Fue una locura. Nos llamaban distribuidores de todas partes de Bélgica para decirnos que los comerciantes no paraban de recibir pedidos de budines uruguayos”, contó el gerente de una fábrica de galletitas y budines uruguaya. Al parecer, el interés de los jóvenes belgas por los budines uruguayos es tal que los compran de a decenas. “Lo que más nos llama la atención es el nivel de ansiedad que hay en estos consumidores. Según nos contaron desde Bélgica, a veces no se pueden aguantar las ganas de llegar a sus casas y los abren ahí mismo, en el supermercado, antes de pagar incluso. Además, los budines uruguayos se han vuelto algo tan cotizado que se generan peleas en los puntos de venta, con jóvenes que se agarran a golpes de puño por el último budín de la góndola. La Policía está siguiendo muy de cerca el caso”.

El desconcierto: “La verdad es que no sé bien cómo se generó toda esta locura. Supongo que será algo que nació en Tik Tok, algún desafío viral o algo de eso. Estas cosas no te las enseñan en los cursos de marketing”. Fabricante de budines.