Los reclamos por el aumento de la fiscalización en las rutas departamentales y nacionales se están escuchando cada vez con más fuerza y desde el propio sistema político ha habido quejas por el “afán recaudatorio” que estaría detrás de la instalación de radares para el control de velocidad. Un legislador del Partido Nacional reconoció que la situación “representa un dilema porque, por un lado, el sentido común nos indica que no se debería fiscalizar tanto ni poner tantas multas, porque a la gente no le gusta que la multen. Pero, por otro lado, algunos sostienen que si la gente respetara los límites de velocidad, no se recaudaría tanto por concepto de multas. Son dos opciones completamente válidas y es muy difícil saber por cuál deberíamos inclinarnos”. El legislador reconoció que “en principio no hay nada peor que la pesadilla orwelliana de los radares y las cámaras, pero el tema de la gente que se muere en los accidentes de tránsito también, eventualmente, podría representar un inconveniente”.
Políticas de Estado: “Creo que si todos los políticos pudiéramos dejar nuestras diferencias e intereses electorales y ponernos de acuerdo, lograríamos que se deje de multar por exceso de velocidad. Es cuestión de diálogo y buena voluntad”. Político que prefiere unir que desunir.