La compra por parte de la Intendencia de Montevideo de un edificio para destinar a la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) fue observada por el Tribunal de Cuentas de la República por violar algunos procedimientos y obligaciones, además de generar polémica en el foro de una nota de El País por los dos millones y medio de dólares que habría costado el inmueble (según fuentes de la EMAD, el precio fue bastante más caro, pero desde allí tienden a exagerar).
Conscientes del esfuerzo que implica para la comuna tamaña adquisición, actores de la institución se comprometieron a prescindir de un recurso teatral que implicaría grandes costos de mantenimiento en el futuro, consistente en “romper la cuarta pared”. El gesto fue muy bien recibido no solamente por jerarcas de la intendencia, sino también por gran parte del público y la crítica teatral que detestan esta herramienta artística y prefieren que no los involucren durante las obras de teatro.
El dato: levantar la cuarta pared cada vez que a un director se le antojaba romperla fue uno de los motivos de la crisis financiera de El Galpón.