El presidente argentino comenzó ayer su viaje a Israel con una visita a uno de los lugares de mayor importancia simbólica y litúrgica para los judíos: el Muro de los Lamentos. Milei se abrazó a la edificación y se largó a llorar, algo que causó preocupación en su entorno. “Estamos en alerta máxima, porque mañana [por hoy] va a visitar el Santo Sepulcro en Jerusalén y tenemos miedo de que se le ocurra morirse ahí mismo”, declaró una fuente de la cancillería argentina. Entre los asesores de Milei reconocen que el hecho de que el mandatario tenga una visión de sí mismo “mesiánica hasta extremos delirantes” lo podría llevar a quitarse la vida en la tumba de Jesucristo con la idea de resucitar unos días más tarde. “Estamos hablando de alguien con serias dificultades para diferenciar la realidad de la ficción. Cualquier cosa puede pasar”.

El reconocimiento: “Admiro mucho al pueblo judío por su extraordinaria capacidad para ahorrar, acumular capital y prestar dinero confiando en el mercado y no en las regulaciones. No puedo entender cómo hay gente antisemita”. Javier Milei, presidente tolerante.