Un excampeón panamericano de boxeo, una estudiante de Agronomía, una mujer embarazada, una joven pareja de estudiantes. Cuatro militantes tupamaros cuyos cuerpos aparecieron el 20 de diciembre de 1974, al costado de la carretera, a la altura de la pequeña ciudad de Soca, en el departamento de Canelones. Junto con ellos había sido secuestrado —en Buenos Aires— un militante de base del wilsonismo (Partido Nacional), liberado en Uruguay a condición de que no revelara detalles del operativo, y el pequeño Amaral, hijo de la pareja de estudiantes, que fue entregado a un matrimonio ligado a la represión y cuya identidad sería restituida años después. La historia se cuenta en este libro, subtitulado “Los fusilados de Soca, un crimen de lesa humanidad”.

Se trata de uno de los casos emblemáticos, por su carácter temprano, de la coordinación represiva de las dictaduras de América del Sur que se conocería como Plan Cóndor, y a la vez revelador de sus efectos colaterales tales como la apropiación de niños. En las páginas de este trabajo histórico-periodístico se describe la acción del terrorismo de Estado y cómo se ensañó con jóvenes militantes.

Con textos de la jueza Mariana Mota, del pastor Ademar Olivera, del periodista Roger Rodríguez, del investigador Federico López Romanelli, y de familiares y amigos de las víctimas, se presentó el 7 de abril en el Complejo Cultural Politeama, de Canelones.

Silencio roto. Autores varios. Editorial Fin de Siglo. Montevideo, 2022. 400 pesos.