“Que se vayan al infierno”. Esa fue la reacción del embajador ucraniano en Berlín ante la movilización de destacadas personalidades de la cultura alemana contra el envío de armas a Ucrania.1 Entre quienes deberían arder en las llamas, según el diplomático, está, en primer lugar, la leyenda mayor del feminismo alemán: Alice Schwarzer. “Apenas hemos sacado el tapón a la botella” de un debate que “acaba de comenzar” y que estaba silenciado de modo artificial, aseguró la activista de 75 años.2 El primer emergente fue la carta que impulsó Schwarzer en mayo y que obtuvo 250 mil firmas. En su texto se condena la invasión rusa, pero a la vez se rechaza la escalada armamentística con la que ha reaccionado Occidente. A eso se suma un artículo del filósofo Jürgen Habermas3 y, el miércoles 29 de junio, una nueva carta de intelectuales alemanes. Esta última tiene entre sus primeros firmantes a un general retirado (Erich Vad, que fuera asesor militar de la excanciller Angela Merkel) y a un exdiplomático de alto rango (Michael von der Schulenburg, subsecretario general de Naciones Unidas en las misiones de paz en Irak y Sierra Leona).

Titulada “¡Alto el fuego ya!”, la nueva carta abierta publicada en Die Zeit señala que “los países occidentales que brindan apoyo militar a Ucrania deben preguntarse exactamente cuál es su objetivo y por cuánto tiempo las entregas de armas siguen siendo el camino correcto a seguir”.4 Sostiene que una victoria militar de Ucrania no es posible, que revertir los avances de Rusia en el Donbás es poco realista, y llama a poner todos los esfuerzos en abrir negociaciones serias. “Las sanciones económicas y el apoyo militar deben integrarse en una estrategia política encaminada a reducir gradualmente la escalada hasta el punto de lograr un alto el fuego”, afirma.

Con 93 años de edad, Jürgen Habermas es uno de los clásicos vivos de la sociología europea. En un largo artículo publicado en Süddeutsche Zeitung rechaza la invasión pero también cuestiona la actitud actual de Occidente, que considera poco reflexiva. Habermas considera que, si bien Europa no se puede dejar chantajear con la amenaza nuclear ni abandonar a los ucranianos a su suerte, debe autocontrolar su ayuda militar, mantener las sanciones y no dejarse empujar por las “conjeturas descabelladas” sobre un plan expansionista del presidente ruso Vladimir Putin que se extendería a los países bálticos. Considera que el peligro nuclear es real y que hoy está en manos de Putin decidir “en qué momento el apoyo occidental equivale a entrar en guerra”.

Estos pronunciamientos son reflejos de esa “creciente mitad” de la población alemana que está en desacuerdo con proveer armamento pesado a Kiev: en abril el rechazo al envío de esas armas era de 45 por ciento, y en mayo trepó a 54. El problema se agrava cuando al material bélico se le agrega entrenamiento. El Servicio Científico del Bundestag (parlamento alemán), en su reporte “Cuestiones jurídicas del apoyo militar a Ucrania por parte de los países de la OTAN, entre la neutralidad y la participación en el conflicto”, recordó que si además del suministro de armas Alemania instruye a los ucranianos en cómo usarlas, entonces “se saldría del ámbito seguro”.5


  1. . Cristina Papaleo, “Envío de armas a Ucrania: carta abierta de intelectuales causa polémica en Alemania”. Deutsche Welle, 4-5-2022. 

  2. “Alice Schwarzer: ‘Zelenskyi no deja de provocar’”. Zeit Online, 8-5-2022. 

  3. Jürgen Habermas. “Hasta dónde apoyamos a Ucrania”. El País, 7-5-2022. 

  4. “Waffenstillstand jetzt!”. Zeit Online, 29-6-2022. 

  5. Matthias von Hein, “Estados Unidos entrena a soldados ucranianos en Alemania”. Deutsche Welle, 3-5-2022.