Mientras en Argentina se repite, con la candidatura de Javier Milei, la paradoja que ya vivió Brasil con Jair Bolsonaro (un libertarismo que amenaza reducir el Estado sin afectar el presupuesto de Defensa, sino aumentando el rol real y simbólico de las Fuerzas Armadas, e incluso negando los crímenes de las dictaduras), el ejército francés atraviesa una crisis existencial. Con menos personal y armamento que en tiempos de la Guerra Fría, la guerra de Ucrania lo vuelve a colocar cara a cara con sus fines tradicionales, a la vez que se resiste a dejar de lado sus nuevas búsquedas de sintonizar, allí también, con el neoliberalismo en uniforme camuflado.