Aunque las novelas policiales protagonizadas por Mario Conde gozan del fervor del público, no se puede reducir la narrativa de Leonardo Padura a la serie negra. Se dice que sus libros son el sonar sobre los límites de lo que se puede publicar en Cuba. También periodista, nacido en La Habana el 9 de octubre de 1955, Padura es un intermitente visitante (ilustre) de Montevideo.

¿Qué le hace reír sin parar?

La ridiculez humana.

¿Y llorar?

Las noticias nacionales del noticiero cubano de la TV.

¿Qué abrazo no se le quita del cuerpo?

El primero que le di a Lucía, mi mujer... por eso lo repito siempre que ella me deja.

¿Qué sueño recuerda con más intensidad?

El de la noche en que di un jonrón1 en el Gran Stadium de La Habana.

¿En qué momento se sintió más vivo?

No sé. No sabría categorizar la existencia. Al menos mientras siga vivo.

¿Qué cocina para sus amigos?

Cariño y ganas de hablar. Y lo sirvo caliente o frío.

Un libro que no haya leído impunemente.

El conde de Montecristo [1844-1845, de Alejandro Dumas].

Una música.

Strawberry Fields Forever [1967, de John Lennon y Paul McCartney].

Una película.

Nos habíamos amado tanto [1974], de Ettore Scola.

Un fuego que no deje de arder.

Las ganas de escribir y decir cosas.

Alguien o algo que dejar arder en el fuego.

El odio por el odio.

¿Con qué personaje histórico se tomaría un café?

Sócrates. Pero miraría qué me sirve.

¿Y con cuál se iría de copas?

Con mis amigos Alex, Ramón, Evora... como ya no beben, saldría más barato. Antes hubiera ido a la ruina.

¿Qué estatua quitaría para siempre?

La que los envidiosos le han levantado a su diosa.

Galeano dijo que la receta perfecta del marxismo mágico es mitad razón, mitad pasión y una tercera mitad de misterio. ¿Qué tres personajes combinaría usted para sus propias ideas?

Lo tengo muy claro: Marx, primero. Pero hablo de Marx, Groucho. Luego Chaplin y Cantinflas. Por lo menos me reiría, coño.

¿Su instante de fútbol preferido?

Alguna maravilla de Ronaldinho.

¿Garrincha o Pelé?

Creo que Pelé, pero nunca los vi jugar.

¿Qué pecado prefiere?

El que comenten otros.

¿Qué le diría a Dios?

¿De verdad tú creaste este desastre?

¿En qué le gustaría reencarnar?

En mujer. Me gustan tanto que no estaría mal estar dentro de una.

¿De qué color es la imagen que le devuelve el espejo?

Depende de cuántos días lleve en la playa. Más días, más oscura...

¿Cuál es el disfraz más peligroso?

El de benefactor del pueblo. Esconde a tipos muy jodidos.

¿Qué escribiría en un muro?

“Prohibido fijar carteles”.

¿Y en la pared de un baño?

“Hay que templar, aunque sea por el culo”.

¿Qué cosas nunca pueden estar divorciadas?

Lucía y yo.

¿Para qué le sirve, a usted, la utopía?

Para escribir El hombre que amaba a los perros [2009]... En realidad, fue la perversión de la dichosa utopía.

¿A qué le dice No, sobre todas las cosas?

A los que se aferran al poder, a cualquier poder.

¿Cuál es la peor palabra del sistema?

Miedo.

¿Qué vena sangra más, de las que siguen abiertas?

La pobreza.

¿Qué pueden hacer los nadies para dejar de serlo?

Rebelarse... si los dejan.


  1. Anotación, en béisbol, que se produce cuando el bateador golpea la pelota con fuerza y precisión como para sacarla del campo de juego por la llamada “zona segura”. Si hay más corredores en las bases intermedias, estos también anotan, aumentando el peso del jonrón en el tanteador.