¿Qué le hace reír sin parar?

Los chistes de mis hijos generalmente me hacen reír sin parar.

¿Y llorar?

Acordarme de mi familia, a la que no puedo ver.

¿Qué abrazo no se le quita del cuerpo?

El abrazo de mi madre.

¿Qué sueño recuerda con más intensidad?

El sueño de que Nicaragua fuese un país sin pobreza, sin dictadura y con libertad.

¿En qué momento se sintió más viva?

Cuando triunfó la Revolución en 1979 y estaba ahí con tanta gente que celebraba. Cuando subimos a la tarima y vimos ese mar de gente.

¿Qué cocina para sus amigos?

Un pollo al que le digo pollo al pájaro azul y que es pollo con anís estrellado.

Un libro que no haya leído impunemente.

El hombre que amaba a los perros [2009], de Leonardo Padura.

Una música.

Me encanta Joaquín Sabina, en especial una de sus últimas canciones, “Lo niego todo”.

Una película.

Antiguamente me gustó Ben-Hur [de William Wyler, 1959].

Un fuego que no deje de arder.

El amor por mis hijos y por mis nietos.

¿Alguien o algo que dejar arder en el fuego?

A Daniel Ortega.

¿Con qué personaje histórico se tomaría un café?

Con [Augusto César] Sandino.

¿Y con cuál se iría de copas?

Me iría de copas con Ernesto Che Guevara.

¿Qué estatua quitaría para siempre?

La de [Anastasio] Somoza la quitamos para siempre.

Galeano dijo que la receta perfecta del marxismo mágico es mitad razón, mitad pasión y una tercera mitad de misterio. ¿Qué tres personajes combinaría usted para sus propias ideas?

Me parece fundamental Rosa Luxemburgo; Carlos Fonseca en su nicaraguanidad y en su rescate de la aplicación del marxismo a la realidad nicaragüense; y ahora creo que es fundamental Antonio Gramsci.

¿Su instante de fútbol preferido?

Cuando mi hijo pega unos gritos enloquecidos de gol, porque él es fanático, ¡y cómo disfruta!

¿Garrincha o Pelé?

Pelé.

¿Qué pecado prefiere?

El sexo.

¿Qué le diría a Dios?

Que necesitamos, pronto pronto, más justicia en todos los países del mundo.

¿En qué le gustaría reencarnar?

En Frida Kahlo.

¿De qué color es la imagen que le devuelve el espejo?

Azul.

¿Cuál es el disfraz más peligroso?

El disfraz de demócrata y el de revolucionario.

¿Qué escribiría en un muro?

“Nunca más dictaduras”.

¿Y en la pared de un baño?

“Libertad”.

¿Qué cosas nunca pueden estar divorciadas?

Lo que uno cree y lo que uno hace.

¿Para qué le sirve a usted la utopía?

Para no perderme en las tantas dificultades que nos depara la lucha. Es como una gran luz que te permite no extraviarte.

¿A qué le dice No, sobre todas las cosas?

A la hipocresía.

¿Cuál es la peor palabra del sistema?

Publicidad.

¿Qué vena sangra más de las que siguen abiertas?

La discriminación. Por sexo, religión, color de la piel, por pensamiento político.

¿Qué pueden hacer los nadies para dejar de serlo?

Juntarse y luchar juntos.