Rafael Courtoisie. Fin de Siglo; Montevideo, 2024. 175 páginas, 590 pesos.

Se trataba de un trabajo arriesgado. Tomar como disparador un episodio de la historia reciente y tejer, a partir de ahí, una sátira. Para salir airoso el único camino posible era la excelencia narrativa. Construir un mecanismo literario que funcionara más allá del tema pero que, a la vez, fuera capaz de resaltarlo. Courtoisie lo logra. Comienza por alterar nombres y topónimos: no es la toma de Pando por parte del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T) en 1969, sino la “toma de la ciudad de Salvo por los Tapurí”. Pero pronto todo se va volviendo otra cosa. El inicio es cinematográfico, tanto como lo fue el operativo real: guerrilleros camuflados en un cortejo fúnebre. Algo que más que una táctica resultaba una metáfora de la sociedad que los tapurí/tupamaros querían enterrar mediante su acción armada, apunta la voz narradora. Sin embargo, el libro no se limita a novelar soterradamente una épica. Pronto se va pasando por el filtro de su lente satírica a tirios y troyanos. El tono narrativo parece el tableteo de una ametralladora: frases cortas, párrafos que a veces tienen sólo un par de frases y el permanente privilegiar aquello que hace avanzar la acción por sobre el soliloquio reflexivo.

Esto último no debe hacer pensar que a la novela le falte reflexión. Por el contrario, en términos de contenido es un complejo acto de introspección, aunque en su forma sea una vibrante narración que apela al recurso del humor. Están la chambonada, el balde ideológico, el oportunismo de los neutrales, la brutalidad uniformada, la inocencia y la complicidad civil. Como si fuera una comedia de golpe y porrazo o un tercer acto de una tragedia de William Shakespeare, hay páginas y páginas en las que todos mueren, la mayoría de las veces en absurdas carambolas. Podría objetársele, en términos de contenido, que en algunos momentos abusa del término “guerra” para dar cuenta de un enfrentamiento que tuvo, en la respuesta oficial, el ominoso capote del terrorismo de Estado. Pero no debe olvidarse, en esa objeción, que acá no hay una crónica de un tiempo histórico, sino una deriva ficcional. Lo que no se le puede objetar nunca es el uso del humor. La historia está llena de momentos en los que la risa es un arma de resistencia y la literatura abunda en obras que toman la sátira como afilada herramienta de crítica.

Se presenta en la Feria Internacional del Libro de Montevideo el viernes 4 de octubre a las 21.00 en la sala Dorada.