Fernando Butazzoni. Alfaguara; Montevideo, 2024. 320 páginas, 930 pesos.
Si en algún momento se dijo que Fernando Butazzoni “hace periodismo escribiendo novelas” (la diaria, 24-3-2023), ahora habrá que aceptar que también puede recorrer, con igual solvencia, el camino inverso. En Tierra mínima cuenta, de manera razonada, un segmento de lo real y, al mismo tiempo, obtiene por resultado la creación de un mundo autocontenido. No se limita a generar escenas a partir de la información de contexto brindada por los protagonistas, que es la hibridación más habitual, más primaria, entre ficción y no ficción. Las integrantes del equipo de antropólogas que trabajaron en el hallazgo de los restos de un desaparecido en el Batallón 13 en 2019, que luego se sabrá que corresponden al militante comunista Eduardo Bleier, se van presentando ante el lector con el mismo cuidado y complejidad con el que se presentarían entidades imaginarias de una novela. La voz narradora no solamente las sitúa sino que, con perdón de las personas reales que tienen su mismo nombre y cumplieron su misma función durante el hallazgo, las crea. Porque están colocadas en un terrario en el que suceden las cosas que ocurrieron en la realidad, pero que no es el registro notarial de lo real. Incluso el más “objetivo” de los elementos, el diario de campo de las antropólogas, es llevado al territorio de la poesía, en una operación a mitad de camino entre Marcel Duchamp y Gao Xingjan. No es floritura; tiene un sentido en cualquiera de las dos direcciones en las que se lo analice. La novela que resulta del tratamiento periodístico del material que Butazzoni tiene entre manos, lejos de enmascarar lo real, lo revela con la mayor claridad posible; y el rigor periodístico, lejos de achatar lo novelado, le da un ancla para volverse eso que Milan Kundera llamaba “situación existencial”. Vista así, la novela Tierra mínima, que coincide palabra por palabra con el reportaje periodístico llamado, también, Tierra mínima, aborda uno de los grandes temas de la literatura: el viaje del héroe. El de la coordinadora del equipo de antropólogas desde el horror hasta la redención (estaba en México identificando cuerpos en un escenario abierto al abismo y llega a Uruguay a una identificación totalmente distinta, ya que implica una Ítaca posible), el viaje de los huesos encontrados hacia volver a ser Eduardo Bleier, y el viaje de la sociedad uruguaya rumbo a un segmento más de la verdad incompleta.