La imagen fue sorprendente (en términos relativos) y pasó más inadvertida (en términos informativos) de lo que aconseja su importancia. En el simbólico palacio de Dolmabache de Estambul, que fuera centro del poder otomano a inicios del siglo pasado, el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, recibió el 20 de abril al jefe del Buró Político de Hamas, Ismail Haniyeh. Una reunión oficial en toda regla, con pose de ambos ante los fotógrafos flanqueados por banderas turcas.
No es menor que un país clave de la alianza atlántica (Organización del Tratado del Atlántico Norte) reafirme este reconocimiento de Estado a Hamas como movimiento político, en momentos en que los ataques contra Israel del 7 de octubre de 2023 le habían colocado todavía más el cartel de organización terrorista. No es menor, pero tampoco es nuevo, ya que Hamas mantiene instalaciones en Turquía desde 2011 (y se ha mencionado que podría trasladar sus oficinas principales desde Qatar). Incluso este año Erdogan dijo que “nadie puede llevarnos a calificar a Hamas como organización terrorista”1.
A esto se agrega la suspensión de las relaciones comerciales con Israel, anunciada por Ankara el 2 de mayo hasta que se normalice la ayuda humanitaria a Gaza. En simultáneo, el gobierno turco indicó que se suma al de Sudáfrica en la acusación de genocidio presentada contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas2. Una presión diplomática que busca, al mismo tiempo, graduar su impacto en el terreno. Recuérdese que a fines de abril Turquía desalentó por medios burocráticos –mediante dilaciones e inspecciones portuarias– la salida de la flotilla con ayuda a Gaza destinada a ingresar por mar.
Desde esta parte del mundo, Colombia rompió relaciones diplomáticas con Israel debido a los bombardeos contra Gaza3. La medida se produjo en medio de la crisis política que está bloqueando las reformas del presidente Gustavo Petro4. Si se amplía el espectro de visión hasta al Caribe, tres países más reconocieron al Estado Palestino: Barbados, el 21 de abril, Jamaica, el 24, Trinidad y Tobago, el 2 de mayo. Y más al norte todavía, la represión a las protestas pro palestinas en los campus de las universidades estadounidenses jaquea las posibilidades de continuidad del presidente de ese país, Joe Biden, en las elecciones de este año5.
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“Erdogan reitera su apoyo a los líderes de Hamas”, Deutsche Welle, 9-3-2024. ↩
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“Turquía suspende las relaciones comerciales con Israel hasta que la ayuda humanitaria fluya hacia Gaza”, El País, Madrid, 2-5-2024. ↩
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“Presidente de Colombia anuncia ruptura de relaciones diplomáticas con Israel”, The New York Times, 1-5-2024. ↩
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“Petro le declara la guerra al Congreso tras el naufragio de su reforma estrella”, El País, Madrid, 5-4-2024. ↩
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Ver Eric Alterman, “Un jinete solitario y campus amenazados”, Le Monde diplomatique, edición Uruguay, febrero de 2024. ↩