Germán Deagosto. Fin de Siglo; Montevideo, 2024. 255 páginas, 680 pesos.

La economía tiene fama de árida, por lo que todo libro de esa temática parece tener una primera barrera que franquear. Se suele intentar desde las portadas o desde los títulos ingeniosos, pero si ese empaquetado no se corresponde con el contenido, el riesgo es grande. No es lo que ocurre en este caso. En “Una historia personal del pensamiento económico”, Deagosto brinda lo que promete. Buenos antecedentes tiene: había ganado el premio Bartolomé Hidalgo por Manual de economía para un mundo entreverado (Fin de Siglo, 2019).

En este nuevo libro amenaza, desde la tapa, con un tercio de rostro de un inconfundible Javier Milei caricaturizado por Andrés Alvez, quien también hace los dibujos interiores. Ese punto de partida es el que le permite incursionar en un lenguaje desprejuiciado y descontracturado, con algo de diario íntimo onírico, pero sin perder la brújula conceptual del pensamiento económico. Muchas veces, incluso, desbordando sus límites e ingresando en terrenos politológicos, como cuando incorpora las ideas de John Rawls y su teoría de la justicia para valorar, cabrerianamente, méritos y merecimientos en el mercado de trabajo.

Están, claro, Carlos Marx y Adam Smith (descrito como afable y de ojos saltones), pero no faltan Elon Musk y el hámster de la ruedita de estos tiempos acelerados. Se equivoca quien piense que es un pastiche de lo consabido. Además de mezclar con inteligencia, Deagosto suma ingredientes más exóticos para los “no economistas”. Un mundo a descubrir sin aburrirse.