Fabrice Lengronne. Yaugurú; Montevideo, 2024. 180 páginas, 600 pesos.
Nacido en Francia en 1963 y residente en Montevideo desde hace 31 años, Fabrice Lengronne ofrece a los lectores un sólido conjunto de motivos para acercarse a la poesía. En primer lugar, se trata de un poemario temático. Es verdad que en poesía no existen los dogmas de estilo, pero siempre se agradece cuando se está ante una obra que fue concebida con un criterio de unidad en cada una de sus partes. Después, claro está, el juego se juega en el espesor poético que el autor logra en el contenido. Y ese es el segundo motivo para sumergirse en este Ruido negro. Lo que podría desbarrancar hacia la repetición de lugares comunes se muestra enseguida como una inteligente y sensible mirada poética sobre el país de adopción de Lengronne. Aunque enfoque momentos más trágicos de su historia, el autor sale indemne del riesgo literario.
Si lo anterior sucede con la brillante sección inicial (“Cantata a los frutos de cenizas”), las virtudes se confirman en la segunda (“Las zigurat de arena”) y la cuarta (“Liturgia del suicidio”), aunque el tono, de mayor solemnidad, le hacer perder frescor a la enunciación. Entre ambas, la sección tercera, “Caminé sobre el viento y entre las tempestades”, vuelve a sincronizar forma y contenido limando aquellos excesos de leve acartonamiento. La parte que da título al poemario es breve pero intensa y prepara, junto con la sección que le sigue (“El cadalso de los sueños”), para el tramo final, “A orillas de Gaza”, en la que la “actualidad” resume la intensidad de todo el libro.