Ceremonia. Felipe Restrepo Pombo. Planeta; Bogotá, 2021. 232 páginas.

Esta novela de quien fuera director periodístico de la revista Gatopardo –ese producto de culto colombiano que alcanzó en México su punto más alto de sofisticación– se interna en uno de los territorios menos explorados de la narrativa latinoamericana: la vida de las clases altas. Con una profundidad que podría considerarse deudora de su oficio periodístico, pero que lo trasciende ampliamente, el autor reconstruye la trayectoria de una familia acomodada a través de las derivas –en parte paralelas– de varios de sus integrantes. Trayectorias que terminan confluyendo y dando sentido al árbol genealógico que ilustra el comienzo. Pero que la palabra árbol no induzca al error de esperar ningún parentesco con otros linajes célebres de la literatura colombiana. No hay magia, aunque sí mucho realismo, en esta Ceremonia.

Se destacan tres líneas narrativas: la que sigue a los pater familias, la de los hijos –en especial Patricio, que abre y cierra la novela– y la de las esposas, tanto la silenciosa Genoveva como Daniela, esta última fronteriza con la subtrama de los hijos, que pronto se revela como la principal.

Mientras los primeros están presos del corsé de su posición, son las acequias subalternas las que generan las corrientes por donde circula la historia. Patricio –el nombre no es casualidad– se busca y escapa, conectando, en esa pulsión, con los dos personajes principales de la primera novela de Restrepo Pombo (Formas de evasión, 2016) a los que en cierta manera unifica y condensa en un único ser. Por su parte, Daniela, con sus muchos fracasos disimulados en su matrimonio de buena posición, es el testigo que nos permite entrar en el mundo de las logias de coaching para dirigentes empresariales. Nuestro topo hacia lo desconocido.

Aunque pueda parecer un anacronismo, en la sumatoria de todos esos hilos es que el libro –quizá sin que sea su intención– logra un retrato hablado de lo que en los años 1960 se llamaba, en estas tierras, “la rosca”. Pero este apunte no debe llamar a la ninfa Confusión. El realismo que está presente, y que evita el apellido “mágico”, también elude el ancla documental. Ni siquiera se expresa con claridad la referencia geográfica.

Aunque se ha mencionado el vínculo con Formas de evasión, el marco de lo contado es más límpido y aséptico que la bohemia que habitaba alguna de aquellas páginas. Aquí ya no tiene lugar más que como universo social negado. Como si los habitantes de ese mundo narrado se hubieran practicado el lifting del abandono de las pasiones juveniles. Sólo en Tomás, el ausente, está ese eco de lo que podría ser distinto al destino de reproducir el capital familiar por medios lícitos o ilegales. ¿Es acaso ese apasionamiento homoerótico (primero búsqueda negada y después aceptación) de Patricio, el hijo que renuncia a ser el nuevo pater familias, la única conexión verdadera de un integrante de esta capa social desconectada?

Quien quiera excavar más en la arqueología de la obra de Restrepo Pombo (Bogotá, 1978) tal vez pueda encontrar en sus perfiles de no ficción (16 retratos excéntricos, 2014) los antecedentes o insumos de estas vidas de ficción. De hacerlo descubrirá cómo, con independencia del género elegido, hay en el autor eso que es el bien más preciado de quien se dedica al oficio de fatigar la palabra: una voz. Restrepo Pombo la tiene, y en Ceremonia la despliega con habilidad y talento.