Este año, el artista uruguayo Leho de Sosa lanzó un cómic militante y de aventuras en formato manga: hoy, la reedición de la historieta Teen trans se presentará en Argentina, en el Festival de Arte Queer, en el que el autor también inaugurará su exposición individual NAÏF, una serie de obras “de estilo manga-queer”. Y la semana que viene también participará en el Festival de Arte Risco de San Pablo, en el marco de una gran muestra de historietas de todo el mundo que cruza arte y activismo. Presentará el libro en el Museo de la Imagen y del Sonido de San Pablo, una proyección internacional que pocos cómics nacionales han logrado.
Este será, entonces, un mes agitado para De Sosa y su cómic: la reedición argentina es en formato libro, tiene algunas páginas más que la uruguaya, algunos elementos fueron redibujados y cuenta con un prólogo y una tapa alternativa del dibujante Luciano Vecchio, que trabaja para DC y Marvel.
Teen trans es una aventura dibujada y publicada en formato manga, es decir, que se lee de atrás para adelante y de derecha a izquierda. Cuenta la historia de cuatro héroes adolescentes sin identidad secreta, que se enfrentan a un político conservador cuya meta es aplastar a la Marcha por la Diversidad. “La idea surgió como forma de visibilizar la ausencia de productos identitarios para niños y adolescentes trans, pero también esto se puede extender al público LGBT”, explica De Sosa, que también trabaja –desde 2004– como director de arte en audiovisuales. “Esa situación ha cambiado un poco en estos últimos cuatro años, porque somos muchos los artistas que estamos activos. Y si pensás que los dibujitos y los superhéroes son importantes en tu infancia pero no te ofrecen nada con lo que puedas identificarte, te das cuenta de que las personas trans arrancan siempre en desventaja”.
La primera edición de Teen trans salió en abril, patrocinada con un fondo de la Intendencia de Montevideo. Tuvo distribución gratuita y se presentó en la Semana de Arte Trans. De hecho, el concepto inicial fue presentado en el mismo festival en 2016, cuando De Sosa expuso una serie de cuadros con estos personajes, pero aún sin historia. A mediados de 2018, De Sosa lanzó una reimpresión por su cuenta, que pudo comercializar y llevó a eventos como la Feria Internacional del Libro (también estará en la feria Ideas+ del Parque Rodó).
Algunos participantes argentinos de la Semana de Arte Trans se llevaron copias y las hicieron circular. Meses después, el autor recibió el mensaje del padre de un chico trans, que le contaba que había conocido su trabajo por fotocopias: lo que había ocurrido era que la organización Infancias Libres –entre otras– lo habían empezado a utilizar para trabajar con niños y niñas trans.
Aunque es autoconclusiva, De Sosa explica que esta historia es la primera de una trilogía, ya que se concentró en presentar a los personajes, a su enemigo y a la mitología, como el universo cuántico, las agentes y otros elementos. La editorial argentina Muchas Nueces, que se ocupa de la reedición que se lanzará hoy, publicará la secuela en abril.
“Hay cosas que necesito que comiencen a pasarles a los personajes en futuras historias”, dice. “Pero también lo que me movía era la idea de generar una memoria de nuestras luchas sociales, y por eso hay personajes que están inspirados en activistas y en artistas reales: una de las comandantas de Teen Trans está inspirada en Lohana Berkins, una importante activista argentina que murió; la Comandanta Shock se basa en Susy Shock (activista, compositora y escritora argentina); las agentes encubiertas Eme y Delfi se basan en las activistas uruguayas Morena Ferreira y Delfina Martínez. Los personajes viven en el universo cuántico porque es un lugar seguro. De eso habla la historia, y de que todos necesitamos un lugar seguro, como en su momento lo fueron los boliches gay”.
¿Por qué elegiste la historieta, o el manga, como medio para contar tu historia?
Yo dibujo desde que tengo memoria. Aprendí a dibujar con un cómic brasileño, porque mi familia es de ahí y mis primos me regalaban cómics de Turma da Mônica [popular serie de cómics brasileños creada por el dibujante Maurício de Sousa], y aprendí a dibujar copiando ese cómic. Luego tuve una etapa muy Disney, y después empecé a leer otras cosas. Toda mi adolescencia la pasé haciendo cómics y en el liceo hacía un fanzine con superhéroes y los profesores. Lo del manga surgió porque me gusta la estética, aunque me gusta mucho más el animé que el manga. Como artista trabajo sobre una línea que se corresponde con el arte contemporáneo japonés, que es muy pop. Considero que estamos viviendo una infantilización cultural posdictadura, sobre todo si se compara con la cultura japonesa, que tuvo su quiebre a partir de la bomba de Hiroshima. Este infantilismo se contagia a los jóvenes y también lo ves en los adultos, incluso en la estética de los celulares. Por eso trabajo en una estética infantilizada en obras para adultos.
¿Cómo fue el proceso de creación?
Cuando me propuse trabajar con la temática trans, lo primero que entendí fue que la desconocía. Había conocido muchos activistas trans en la Semana de Arte Trans, y entendí que no podía hablar en primera persona. Me reuní con muchas personas trans para escuchar y tener un panorama de lo que es ser adolescente trans. Así conocí a Morena Ferreira, una de las más jóvenes con las que hablé. Susy Shock me dio una mirada más global del activismo, y también me acerqué a Delfina Martínez y a Rodrigo Falcón. Quería tener una mirada más neutral de la adolescencia, así que hablé con mi sobrina, que en ese momento tenía 14 años, escribía y era feminista.
¿Y en cuanto al guion?
Tengo la idea en mente y la voy dibujando a medida que la desarrollo. No puedo hacer un guion entero, porque es un proceso que se vuelve eterno. Por eso, lo primero que hice fue generar los personajes y darles características propias. Todo el proceso llevó un año, y a pesar de que la historia en sí misma iba fluyendo, lo que me llevó más tiempo fue darles continuidad a los personajes.
¿Con qué te has enfrentado después del lanzamiento?
Una de las cosas que me pasaron tiene que ver con un chico trans de diez años al que conocí en la presentación del documental Vivir como un guerrero [Lucas Santos, 2018]. Estaba muy entusiasmado y le regalé una revista. A los dos días escribió por el Facebook de Teen Trans diciendo que era lo mejor que había leído y que no dejara de dibujar porque quería ver la segunda parte. Así descubrí que estaba faltando una historia con la que poder identificarse. Lo mismo me sucedió con varios adolescentes. Fue muy fuerte darme cuenta de que alguien podía sentir algo así. Hay muchos chicos gays y lesbianas a los que les interesa, porque Teen Trans tiene un objetivo concreto y un público al que se dirige para ayudar a visibilizar.
¿Te propusiste trascender las barreras del público trans y llegar a lectores en general?
Fue un proyecto para visibilizar la ausencia de figuras con las que identificarse en la ficción. Como obra artística, Teen Trans intenta irrumpir. De eso no puedo escapar. Al saber que iba a ser editado y que se iba a publicar en el contexto de la Semana de Arte Trans, no lo pensé desde el lugar comercial. El objetivo fue que estos personajes fueran trans y que tuvieran voz propia, y creo que lo logré. Por eso, en el prólogo se lo dediqué a los chicos trans, y a todos los que quieran luchar por la diversidad. El público son chicos a los que no les gusta la discriminación. Fue un acto de militancia sin ser tan consciente de eso.
¿Te concentraste en adolescentes, entonces?
Cuando le contás esto a un adulto, te encontrás con que se retrotrae a su infancia y a que en su momento no tuvo un producto así para identificarse. Di un taller de creación en Madrid, en una fundación con adultos mayores, y les llevé los muñecos troquelados con ropas para vestir de Teen Trans. Y me sucedió lo mismo. Es como que viniera a llenar esa ausencia y a sanar esas cuestiones de los adultos y, al mismo tiempo, a que los jóvenes puedan contar con las cosas que nosotros no tuvimos.
Después de esta experiencia, ¿cómo vas a balancear las historias de las secuelas?
Soy muy fiel a mí mismo. No quisiera que sonara arrogante, pero con Teen Trans entendí lo que puedo hacer y lo que no. Sé que hay ciertos puntos que las personas trans valoran, como tener una voz en primera persona. Sé que tiene que ser divertido, que hay una línea, y un subtexto que ya estuvo presente en este libro. Cuando hice el primero ya sabía lo que debía pasar después con las continuaciones, así que quiero ser fiel a eso. No quiero que sea un panfleto, y sé que esta sólo fue la presentación.