El primer tomo de la serie de cómics El árabe del futuro fue publicado en Francia en 2014, poco antes del estallido mediático de las ejecuciones perpetradas por Estado Islámico durante la guerra civil en Siria. En el libro, el historietista y director franco-sirio Riad Sattouf (París, 1978) contaba con humor, crudeza y acidez su propia crianza entre Libia y Siria durante los años 80. Su madre es una francesa y su padre un sirio que tuvo la oportunidad de estudiar y recibirse en Francia, pero al tiempo optó por trabajar como docente en Libia y luego en Siria. Se sabe que Sattouf rompió relaciones con su padre en 1990 y que se volvió a Francia con su madre, para no regresar por mucho tiempo. Seguramente este proceso integre los próximos tomos, aunque el lector ya puede intuir los motivos de esa ruptura al ver los cambios que vive el hombre a medida que se adapta a la vida cotidiana en el mundo rural sirio. Y al mismo tiempo, entre página y página, el lector sigue el crecimiento de un niño en medio de una realidad tan insólita como cruel. No extraña, entonces, que a pesar del tono despojado que intenta mantener, se vuelva evidente su denuncia sobre lo que vivió de niño, y sobre esa primera fascinación por Francia.
Inicialmente se pensó que esta obra concluyera en tres tomos, pero debido al gigantesco impacto que tuvo la primera entrega en Francia, se optó por extender la historia a cinco libros. A pesar de esta opción, que es más bien fruto de un acuerdo con el editor (los libros han vendido más de un millón de copias en todo el mundo), el ritmo no decae, las anécdotas que cuenta Sattouf se multiplican y el avance más paulatino también permite apreciar la evolución del niño y su familia. Si, por ejemplo, el primer libro mostraba una visión idílica de su infancia en la campiña francesa, en oposición a la barbarie siria, en este tercer tomo el pequeño Riad se encuentra con ejemplos de brutalidad en la Francia rural que no están muy alejadas de buena parte de lo que se vivía en Siria. Al comienzo su padre es bastante crítico de la realidad de Libia y Siria, pero poco a poco se va adaptando a ella y justificando casi cualquier cosa.
Si bien la obra está planteada como una autobiografía, a esta altura ya muestra un poco más la hilacha de invención, apoyada en las salidas humorísticas.
El juego estuvo planteado desde el comienzo, cuando el Riad de la historieta se presenta como un niño rubio que resalta por contraste. Si bien para conocer la veracidad habría que consultar al autor, la gran pintura que hace de ese período en Oriente Medio (de 1985 a 1987) parece tener cierto aire de terapia que busca cerrar años de gran insatisfacción y de una decepcionante relación con su padre. Y aunque él reconozca que no le gusta el género autobiográfico, lo cierto es que, en estos años, ya ha hablado mucho de sí mismo en otras series de historietas.
“Los caricaturistas son nerds”, dijo hace dos años en una entrevista con The Guardian, a propósito de la masacre en la revista Charlie Hebdo, en la que murieron varios de sus colegas. “Somos hombres sin novias que pasamos todo el día dibujando, y a los que, de pronto, se nos hace sentir como si fuéramos responsables de todas las guerras en el mundo”, agregó. En cierto modo, el espíritu de ese comentario está presente en este nuevo tomo: el pequeño Riad se fascina con la película de Conan interpretado por Arnold Schwarzenegger y lleva esa fantasía a todas partes. De hecho, es lo que lo motiva a empezar a perfeccionarse en el dibujo. En paralelo, temáticas como la carga de la responsabilidad mediante la religión y el uso de la culpa como forma de manipulación aparecen constantemente desde varios ángulos, y por medio de distintos personajes, como un choque entre la niñez y la maldad del mundo adulto. Es que ese es, en el fondo, el gran tema de estos libros, incluso antes que lo autobiográfico y lo político: cómo la corrupción, la brutalidad y la degeneración adulta distorsionan el mundo de los niños y lo pervierten.
El árabe del futuro. Una juventud en Oriente Medio (tomo III) | Riad Sattouf. Barcelona, Salamandra Graphic, 2017. 50 páginas.