La historiadora uruguaya Inés Cuadro Cawen eligió inaugurar Feminismos y política en el Uruguay del Novecientos. Internacionalismo, culturas políticas e identidades de género (1906-1932) desarticulando eso –me refiero a la primera palabra de su título– que todavía se piensa (o se quiere pensar) muchas veces, de forma haragana, como un bloque único. Su plural “feminismos” revela la propuesta de todo el texto: rastrear minuciosamente los orígenes y desarrollos, en el Uruguay de comienzos del siglo XX, de las reivindicaciones femeninas provenientes de “culturas políticas” tan disímiles como el catolicismo, el librepensamiento y el anarquismo y, a partir de allí, exponer la complejidad de lo que la autora llama “la construcción de identidades de género”, deteniéndose en confluencias y divergencias entre dichas culturas. El libro comienza, precisamente, por la formación del concepto de “feminismo” y su polisemia: es necesario que como lectores transitemos el libro (profundamente) implicados en los procesos encerrados en esa palabra tan (ab)usada. Sólo desde esa plataforma común entre autora y lectores es posible entender varias de las cuestiones que trata este libro producto de su tesis doctoral (Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España) y premiado en la categoría Ensayo de Historia, Memorias, Testimonios y Biografías, rubro inédito, del Premio Nacional de Literatura 2017.
¿Quiénes fueron y cómo construyeron/pensaron sus roles las mujeres católicas, librepensadoras y anarquistas en la época? ¿Cómo lidiaron con los discursos cientificistas que pregonaban la inferioridad biológica/mental de la mujer? ¿Cómo, con el antifeminismo? ¿Qué hicieron con un “esencialismo” que estableció la asignación de la maternidad como misión primaria de la mujer? ¿Qué márgenes de reivindicación tuvieron y cómo forzaron esos márgenes? ¿Qué redes intelectuales formaron? La autora responde a esas preguntas, entre muchas otras, empuñando un densísimo (y muy disfrutable) entramado de fuentes inéditas (especialmente de los archivos personales de Paulina Luisi –una de las protagonistas del feminismo local–, pero la lista es larguísima, y de la Liga de Damas Católicas del Uruguay), éditas (publicaciones de época, folletos y prensa) y una abultada y actualísima bibliografía teórica e histórica que le permite poner en diálogo la reflexión nacional y la extranjera, y marcar los avances que esta investigación hace en el campo. Parte de esos avances tienen que ver con la exhibición sistemática de las ambigüedades y, muchas veces, contradicciones en la lucha de las distintas formaciones feministas (por ejemplo, la negación, por parte de algunas, del sufragio femenino), pero también en relación con los aspectos comunes a todas (el más vistoso, la maternidad como “eje vertebrador de la feminidad”).
Tras la definición de los feminismos locales en la primera parte y una segunda dedicada al rastreo de las “culturas políticas e identidades de género” fijadas por librepensadoras, católicas y anarquistas, la tercera y cuarta partes exploran de manera meticulosa las redes transnacionales que establecieron nuestras compatriotas en las primeras décadas del siglo XX, uno de los aspectos más fascinantes e innovadores respecto de la bibliografía existente. Desde las primeras reuniones y formaciones de la primera década, como el Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sur (en pos de un internacionalismo feminista católico), el Primer Congreso Internacional Femenino (de un feminismo liberal internacional) y la Federación Femenina Panamericana y su “Sección Uruguaya”, hasta la participación nacional, durante la década de 1920, en la Alianza Internacional por el Sufragio Femenino y la Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, y, finalmente, el giro que este internacionalismo tomó en los años 30, polarizándose a partir de la instalación del fascismo y la pérdida de fuerza del hispanismo.
Pluralidades fecundas
El libro evita en su cuerpo –una de sus tantas cualidades– las referencias a la actualidad. Sólo en las últimas páginas de las conclusiones la autora refiere, brevemente, a debates posteriores. Pero básicamente deja que el lector –munido de la riqueza de los feminismos fundacionales que las 325 páginas del libro regalan– haga esos cruces, piense en desarrollos, ate cabos. Uno de esos cabos, entre los muchos posibles: la investigadora argentina Andrea Giunta decidió cerrar su libro sobre artistas latinoamericanas radicales, Feminismo y arte latinoamericano. Historias de artistas que emanciparon el cuerpo –todo un bestseller de 2018 que ya va por la tercera edición– con una oportuna zambullida en lo inmediato: la crónica de los preparativos y del paro general de mujeres del 8 de marzo de 2018, en Buenos Aires, incluida su diseminación por el globo (participó la friolera de 50 países). Señalar la dimensión internacional amén de enmarcar, sin forcejeos, las acciones del Compromiso Nosotras Proponemos del que es miembro, abre espacios hacia el futuro –el libro claramente se desborda/empuja a lo venidero– y hacia el pasado porque, como señala, estamos en “un nuevo momento de expansión internacional del feminismo”, que actualizó propuestas “contra las formas contemporáneas de la violencia”, proponiendo una “agenda política amplia que visualiza y denuncia las desigualdades en general (de género, de raza, de clase)”, pero no se desligó de la primera y segunda ola, ni de sus “agendas incumplidas”. La transnacionalidad actual que atinadamente destaca Giunta es una de ellas. Cuadro Cawen nos invita, con su seductora investigación, a conocer las raíces nacionales de ella e identificar sus debilidades. Para que esta vez (se me pase la fuga descabellada, utópica) no quede nada incumplido.
Feminismos y política en el Uruguay del Novecientos. Internacionalismo, culturas políticas e identidades de género (1906-1932). Inés Cuadro Cawen. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2018. 325 páginas.